La estrategia de yo o el desastre

Enrique Clemente Navarro
E. Clemente MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

ANDREA COMAS | REUTERS

Rajoy dibujó un panorama desolador si no logra formar un Gobierno estable y fuerte con urgencia

31 ago 2016 . Actualizado a las 11:06 h.

En un discurso exento de autocrítica y en un tono de cierto dramatismo, Mariano Rajoy quiso dejar claro que la única salida al bloqueo político es que sea investido.

¿Cuál es la estrategia de Rajoy?

Presentarse como la única vía posible de formar un Gobierno estable y fuerte que afronte los difíciles retos que España debe afrontar en una situación excepcional. O yo o el desastre, en forma de deterioro económico y de terceras elecciones. No existe otra alternativa. Si no es investido, ahora o después del 25S, la economía se deteriorará, España no podrá cumplir sus compromisos con Bruselas, caerán las inversiones, las autonomías no podrán financiar los servicios públicos, los parados y los pensionistas verían en riesgo sus cobros porque no habrá Presupuestos, etcétera.

¿Hizo algún llamamiento a Sánchez en busca de la abstención del PSOE?

No le hizo ninguna apelación directa. Tampoco al PSOE. Solo le citó una vez para recordar que el líder socialista ya reclamó hace casi seis meses, en su discurso de investidura, que España necesitaba un Gobierno con urgencia. Al final hizo un llamamiento genérico al consenso y a la responsabilidad que dijo «compromete especialmente a quienes desde el Gobierno de España hemos contribuido, con planteamientos distintos, a engrandecer nuestro país». Un guiño al PSOE. Rajoy eligió un tono conciliador y no quiso cargar las tintas contra el único partido que puede facilitar su investidura, no en este primer intento pero sí después de las elecciones gallegas y vascas. Fuentes del PP indicaron que las cosas cambiarán en las réplicas de hoy, ya que Rajoy responderá con contundencia al discurso de Sánchez, que esperan sea muy duro.

¿Hizo alguna oferta a los socialistas?

Ofreció pactos en materias muy importantes, que no fueron posibles en la anterior legislatura en la que el PP tenía mayoría absoluta. El único que dirigió especialmente al PSOE fue el de negociar una nueva ley de financiación autonómica, que afecta directamente a los barones socialistas, que se quejan de que el sistema les perjudica -como Ximo Puig- y de los perjuicios que les está causando la falta de un Gobierno pleno, como ha hecho Javier Lambán.

¿Cómo abordó la corrupción?

Le dedicó menos de dos minutos. Solo aludió a una de las seis condiciones que le puso Albert Rivera para negociar su voto a favor en la investidura, la prohibición de indultar a los condenados por corrupción, que ya iba en su programa. De las otras cinco, ni rastro. Rajoy no hizo ninguna referencia a los casos que sacuden a su partido, sino que resaltó las medidas tomadas por su Gobierno. «La corrupción se persigue hoy más que nunca, y los castigos son los más elevados que se han conocido», aseguró.

¿El acuerdo con Ciudadanos fue el eje central de su discurso?

No. Desgranó las líneas generales. Aunque Rajoy ha tenido que asumir propuestas de Ciudadanos para firmar el acuerdo que enmiendan políticas de su Gobierno, no hizo una sola autocrítica ni rectificación. Eludió dar protagonismo a la formación naranja y a Albert Rivera, que el día anterior aseguró que sigue sin fiarse de Rajoy. Le agradeció su apoyo, que supone sumar 32 votos, pero al mismo nivel que a Coalición Canaria, que aporta uno, y que a partidos con los que concurrió en coalición a las elecciones como UPN, Partido Aragonés o Foro Asturias.

¿Ha hecho algún llamamiento a Sánchez para que el PSOE se abstenga?

Sorprendió su duro alegato en favor de la unidad de España. De esta forma reforzaba sus argumentos en favor de la formación de un Gobierno fuerte con urgencia para afrontar un desafío sin precedentes, cortaba cualquier tipo de puente con la antigua Convergència y tensaba la relación con el PNV. Una estrategia para dejar en evidencia el discurso de Sánchez, que sostiene que tiene que buscar el apoyo para ser investido en sus afines ideológicos. Solo será presidente y se evitarán las terceras elecciones si el PSOE se abstiene. Ese fue el mensaje.

Un programa basado en siete grandes pactos

JUAN MEDINA | reuters

Mariano Rajoy ofreció al resto de las fuerzas políticas siete grandes pactos.

Ciencia

Llegar al 2 % del PIB. Además de un pacto por la energía, propuso un acuerdo por la ciencia para que en el 2020 las inversiones públicas en I+D+i lleguen al 2 % del PIB.

Educación

Reforma consensuada. Pacto sobre la educación, de primaria a la Universidad, que permita el acceso de todos al sistema en igualdad de condiciones.

Pensiones

Convocatoria del pacto de Toledo. Diálogo para introducir mecanismos que garanticen y fortalezcan el sistema público de pensiones.

Empleo

Plan de choque. Basado en el pacto con Ciudadanos, plantea un cheque formación para fomentar las políticas activas de empleo, ampliar la exención de cotización a los primeros 500 euros durante cuatro años, y crear un fondo de capitalización para los trabajadores.

Autonomías

Nuevo sistema de financiación. Un nuevo modelo que preserve la igualdad y solidaridad de todos los españoles.

Unidad de españa

Preservar la soberanía. Un pacto por la unidad y en defensa de la Constitución para hacer frente al desafío secesionistas.

Violencia machista

La peor forma de desigualdad. Reclamó un acuerdo unánime para acabar con esta lacra y destacó que su Gobierno no ha indultado a ningún maltratador.