Uno de cada cinco gallegos no acudió a votar por su hartazgo de la política

T. N. REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

Abstenciones
La Voz

Dos de cada tres abstencionistas se quejan de los partidos y de la repetición de comicios

19 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

No fue la más alta de la historia democrática española, pero sí una de las más elevadas. La abstención en las elecciones del pasado 26 de junio creció hasta los niveles de los años ochenta. Una encuesta de Sondaxe para La Voz de Galicia viene a confirmar lo que era una intuición generalizada: el malestar con la política hizo que cerca de medio millón de gallegos desistieran el pasado día 26 de acudir a su cita con las urnas. O dicho de otra forma, uno de cada cinco electores gallegos han dado la espalda a las urnas porque están hartos de la política o desconfían de quienes les piden el voto. De acuerdo con los resultados provisionales facilitados por el Ministerio del Interior, 685.000 gallegos (un 30,37 % del censo electoral) se abstuvieron. Y, según Sondaxe, dos de cada tres lo hicieron motivados de alguna manera por su desencanto con la política y con los políticos. A esta sensación de fondo hay que sumar el hartazgo por la acumulación de elecciones, las segundas en seis meses. Así lo consideran un 39,1 % de los abstencionistas a la hora de justificar su decisión.

La segunda razón más señalada para justificar el no haber acudido a las urnas es que ninguna de las variadas alternativas políticas que se les ofrecían les inspiraban la confianza suficiente o les satisfacían. Este el motivo expresado por un 23,2 % de las personas que se abstuvieron. Y, entre los molestos con la situación política, hay un 5,8 % de abstencionistas que dieron la espalda a las urnas para expresar su descontento o directamente para ejercer una acción de castigo.

Los más jóvenes, los más hartos

El hartazgo con la política es especialmente relevante entre los jóvenes, ya que es la razón que dan más de la mitad de los abstencionistas menores de 29 años de edad. También es una percepción ampliamente mayoritaria entre los abstencionistas urbanos. Y esto explica que sea también el motivo más señalado en A Coruña y Pontevedra, las dos provincias más urbanas de la comunidad.

Estas explicaciones prueban que el abstencionismo no es una respuesta pasiva. De hecho, según la encuesta de Sondaxe, un 30,4 % de los gallegos que finalmente no acudieron a las urnas inicialmente sí tenían intención de votar. Esta predisposición previa era especialmente significativa entre los abstencionistas de más de 65 años y los menores de 29, es decir el segmento más hastiado con la política. Una sensación que, a la vista de los resultados, los partidos no consiguieron revertir durante la campaña.

La encuesta contradice una de las explicaciones más extendidas tras la jornada electoral, la de que Podemos, en el conjunto de España, y En Marea, en Galicia, fueron especialmente perjudicados por la abstención, fenómeno al que culparon en buena medida de su fracaso electoral. En cambio, el sondeo muestra que algo más de la mitad de los abstencionistas tenían intención de votar inicialmente al PP (28,6 %) o al PSdeG (23,8 %).

Un 12 % de los electores decidieron su voto en el mismo fin de semana de los comicios

Dice el refrán que hasta el rabo todo es toro. Pues en los procesos electorales viene a ser lo mismo: hasta el último día todo es campaña. Así lo demuestra la encuesta de Sondaxe, ya que un 12,1 % de los electores gallegos decidieron el sentido de su voto, o la abstención, en el mismo fin de semana de los comicios. Si ampliamos la perspectiva, uno de cada cinco ciudadanos decantaron su posición a lo largo de la campaña y de forma más concentrada en la semana final. En concreto, unos 300.000 gallegos adoptaron su postura en la segunda semana o en el mismo fin de semana, a punto de ir ya al colegio electoral.

El grueso de los votantes del PP y de En Marea son los que tenían más claro el sentido de su sufragio antes de que comenzara la campaña. En el caso de los populares, este dato viene a confirmar la especial fidelidad de sus votantes, como se viene demostrando en todas las encuestas, y en esta también.

Paradójicamente, En Marea es también, junto con Ciudadanos, la candidatura por la que más personas optaron en el último momento. En menor medida, pero un poco menos, le ocurrió lo mismo al PSdeG, lo que viene a demostrar que hay un espacio fronterizo entre estas tres candidaturas que hizo que muchos electores dudaran durante la campaña y no se decidieran hasta el final.

Las personas de más edad son las que tenían más claro el sentido de su voto antes del inicio de la campaña. Es coherente con la idea de que su posición política está más decantada, y eso explica también que fueran los que menos decidieron su voto en el último momento. Es llamativo que fuera en las zonas rurales, las poblaciones de menos de 5.000 habitantes, donde más se optara por una papeleta u otra al final de la campaña. En concreto, un 21,8 % se decantaron por una candidatura en el fin de semana, casi el doble que la tasa del conjunto de la población. Y, consecuentemente, esto ocurrió más en las provincias de Ourense y Lugo que en las de A Coruña y Pontevedra.