Sánchez se atrinchera en el no a Rajoy y amenaza la formación de Gobierno

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Atlas

Los barones cargan sobre él la responsabilidad de evitar unas nuevas elecciones

10 jul 2016 . Actualizado a las 11:46 h.

«De las tres opciones: abstención, voto a favor o voto en contra, los socialistas votaremos en contra». Después de trece días de silencio tras las elecciones, el líder del PSOE, Pedro Sánchez, anunció lo que todos daban por hecho: que los socialistas votarán no a la investidura de Mariano Rajoy, en caso de que este llegue a presentar su candidatura. En un discurso sin espacio para la autocrítica, Sánchez dio por hecho que Mariano Rajoy acabará gobernando a pesar del voto en contra del PSOE y se comprometió a liderar la oposición. Una fórmula que le permitió eludir el principal debate interno entre los socialistas: si debe intentar o no formar una mayoría alternativa en caso de que Rajoy fracase en la investidura.

Pese a la rotundidad con la que se pronunció, la incógnita sigue en el aire porque, en caso de que mantuviera hasta el final su no a Rajoy, la hipótesis más probable serían unas terceras elecciones, con lo que ni el PP gobernaría ni el PSOE sería oposición. Sánchez es perfectamente consciente de ello, pero no está dispuesto en ningún caso a facilitarle las cosas al líder del PP. De ahí que insista en que Rajoy debe buscarse los apoyos en otros partidos, aunque no existan fórmulas políticamente viables para ello. «Lo que no puede exigir Rajoy al PSOE es nuestro apoyo; la alternativa al PP no puede ser la solución al PP, que se busque otros aliados», repitió el sábado.

Pero, aunque nadie lo verbaliza en público, de puertas adentro son muchos los socialistas que consideran ineludible que al final el PSOE haga algún movimiento para permitir que se forme Gobierno e impedir así unas nuevas elecciones. De hecho, nadie descarta que haya que celebrar un nuevo comité federal para replantearse la postura si Rajoy fracasa en las dos primeras votaciones de investidura. En ese caso, Sánchez no lo tendrá fácil porque, por lo visto y escuchado el sábado, sus críticos no le van a ayudar precisamente a dar ese paso, ya que descargan sobre él la posible decisión de abstenerse en el último momento. Algo que, de consumarse, dejaría muy tocado al líder del PSOE.

Pero, de momento, la estrategia de los socialistas pasa por forzar a Mariano Rajoy a presentarse a esa investidura sin tener todavía asegurados los apoyos para superarla, tal y como se vio obligado a hacer Pedro Sánchez en la pasada y fallida legislatura. «Para que haya oposición tiene que haber un Gobierno, así que exijo a Rajoy que se ponga a trabajar de verdad y cumpla con su responsabilidad, que anuncie cuanto antes su voluntad o no de ir a la investidura. Depende de él, que no cuente con los socialistas», afirmó el líder del PSOE. Ignorando el hecho de que cualquier fórmula para que Rajoy gobierne sin el apoyo o la abstención del PSOE pasaría por un imposible apoyo de los independentistas catalanes o de Bildu, insistió en que el líder del PP «tiene mimbres para gobernar». «Si otros líderes fueron capaces de articular mayoría estables, por qué no Rajoy?», se preguntó.

Ausencia de autocrítica

En clave interna, lo más que llegó a decir sobre el mal resultado del PSOE fue que no está «satisfecho» y que no lo estará hasta que su partido se convierta de nuevo «en la primera fuerza política de España». Sí dedicó mucho más tiempo a criticar a Unidos Podemos y a su líder, Pablo Iglesias. «Fracasó el hijo político de Anguita como fracasó Anguita. No lo logró él como no lo logró el padre. No lo lograron porque se equivocaron de nuevo de adversario», señaló, en referencia al intento del sorpasso al PSOE. Y dio la «enhorabuena» al secretario general de Podemos por sus «fracasos» que, según dijo «han sido los éxitos de Rajoy».

El esperado discurso de Sánchez no convenció sin embargo a todos los socialistas. Aunque todos apoyaron su decisión de votar no a la investidura de Rajoy, muchos siguen sospechando que detrás de esa estrategia se esconde un intento de retomar la iniciativa en caso de que el popular fracase. Algo que están apoyando precisamente dirigentes muy próximos a Sánchez, como la balear Francina Armengol. Por si acaso, algunos se encargaron de advertirle de que ni se le ocurra intentarlo.

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, afirmó que «esos debates que se han abierto de que podemos formar Gobierno pueden convertirse en pesadilla». «Eso debería salir claro de aquí», dijo. Aunque compartió el no a Rajoy y la tesis de que este debe buscar apoyos en otros partidos, Díaz advirtió también de que unas terceras elecciones serían «una catástrofe» para el país. Y cargó toda la responsabilidad sobre el propio Sánchez al afirmar que le corresponde a él «gestionar esta decisión», aunque contará con su «lealtad».

Ataques al secretario general por la ausencia de autocrítica por los malos resultados

El líder del PSOE evitó la autocrítica en su discurso, pero tuvo que escuchar después como se la hacían algunos de sus compañeros. «Nos hemos salvado por la campaña», dijo la andaluza Susana Díaz. «No me voy a conformar con estos resultados. No me conformo con el 32 % en Andalucía y tampoco con el 22 % en España», añadió. Y aunque admitió que «es buena noticia que no haya sorpasso», señaló que el proyecto del PSOE se ha «difuminado mucho» porque su posibilidad de gobernar era llegar a un acuerdo con Podemos. «Es hora de recuperar nuestra señas de identidad», concluyó.

También tomó la palabra en tono crítico el diputado Eduardo Madina, rival de Sánchez en las primarias, que pidió una «reflexión seria» sobre el mal resultado. Madina se cebó precisando que los 85 diputados logrados por Sánchez son el peor resultado en la historia del partido. Recordó que cuando Rubalcaba obtuvo 110 escaños, los socialistas fueron «supercríticos», mientras que ahora «están contentos» por haber evitado el sorpasso de Unidos Podemos. «No es que estemos mal por el nuevo escenario, sino que el nuevo escenario es porque el PSOE está mal», dijo, cerrando la puerta a la justificación por la aparición de Podemos y Ciudadanos.

Advertencia al PSC

El presidente de Aragón, Javier Lambán, señaló que el PSOE debe «desentenderse absolutamente» de la formación del Gobierno y «preocuparse exclusivamente de reconstruirse como partido» y «sin buscar responsabilidades externas» a sus malos resultados. Y crítico se mostró también el presidente de Asturias, Javier Fernández, que advirtió de que la brecha electoral que se ha abierto entre el PP y el PSOE el 26J «tiene una dimensión alarmante». Pero Fernández tuvo también duras palabras para el PSC, al que advirtió de que si continúa por el camino de defender la celebración de una consulta en Cataluña debería «repensarse» su relación con el PSOE, porque la propuesta territorial del partido se acordó en la declaración de Granada. Poco después, el líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, le contestó que el PSC «sigue en Granada».