El PSOE carga contra Iglesias por apropiarse de la socialdemocracia

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Albert Rivera charla con Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López, durante un acto de apoyo al líder opositor venezolano celebrado este miércoles en Madrid
Albert Rivera charla con Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López, durante un acto de apoyo al líder opositor venezolano celebrado este miércoles en Madrid MARISCAL | EFE

El líder de Podemos dice ahora que cuando se definió como comunista en el 2013 fue para provocar y divertirse

09 jun 2016 . Actualizado a las 08:13 h.

El intento de Pablo Iglesias de apropiarse del espacio socialdemócrata ha provocado la reacción en tromba del PSOE, que se considera como el único representante de esa ideología. Tras el desánimo que ha cundido en las filas socialistas por el sorpasso que anuncian las encuestas, reconocido por el propio Pedro Sánchez, la proclamación del secretario general de Podemos como líder de la «nueva socialdemocracia» ha logrado unir al partido para rebatir lo que consideran una apropiación indebida.

La presidenta de Andalucía, Susana Díaz, que la ha calificado como «la mayor operación de camuflaje de la historia reciente de España», criticó ayer la «mutación» y el «transformismo» de Iglesias y aseguró que, con tanto cambio, «no le compraría un coche de segunda mano ni aunque me dijera que era nuevo». Sánchez ha ironizado sobre los vaivenes ideológicos de Iglesias: «Es anticapitalista, es comunista... Todo lo que sea posible para llegar al poder».

Farsante

El secretario de Organización, César Luena, lo tachó directamente de «farsante» por decir que es «una cosa u otra» según el interés que tenga. El portavoz en el Congreso, Antonio Hernando, lo acusó de «tráfico ilegal de ideologías» y añadió que esa conversión en socialdemócrata no se consigue «tomándose una pastillita y poniéndose una corbata estrechita durante cinco días».

Iglesias respondió a estos ataques diciendo que el PSOE da una imagen de «derrota y patetismo» por convertir a Podemos en su enemigo e invitó a sus dirigentes a «tomarse una tila, relajarse y calmarse». Preguntado sobre un vídeo de una tertulia en la cadena Intereconomía, de octubre del 2013, en el que se declaraba comunista, respondió que lo dijo para provocar y para divertirse y recordó que el PSOE se declaraba como un partido marxista hasta 1979 y luego cambió.

Ciudadanos buscará el voto de los socialistas moderados

Ciudadanos luchará esta campaña por conseguir que los españoles lo perciban como un partido de centro, defensor de la moderación, de la estabilidad presupuestaria y del Estado de bienestar, pero al tiempo como la sigla determinante que puede obligar a PP y PSOE a pactar un Gobierno y una amplia agenda de cambios y de regeneración democrática, e impedir la llegada de Podemos a la Moncloa. Es decir, como el cambio «sensato» capaz de beber de todas la fuentes. Esa ubicación ideológica, que el 20D no logró, cuando los electores lo colocaron con claridad en el centro-derecha, es la única que le garantizaría lograr el difícil objetivo de mantener, pese a la polarización, el respaldo de casi dos millones de desencantados con el PP, de ampliar su influencia en el voto joven templado fronterizo con Podemos, y, sobre todo, de convencer a una amplia franja de votantes moderados del PSOE, que es su auténtica asignatura pendiente.

Los estrategas de Ciudadanos saben que no pueden descuidar ninguno de los palos, por lo que seguirán contraponiendo las virtudes del proyecto de Albert Rivera al inmovilismo y los lazos con la corrupción de Mariano Rajoy y al peligro de Pablo Iglesias, pero tiene sus ojos puestos en unos 600.000 tradicionales votantes del centro-izquierda que el 20D estuvieron tentados de coger la papeleta naranja, pero que no dieron el paso y en su gran mayoría terminaron por quedarse en casa.