El pacto de Sánchez para Cataluña inquieta a los socialistas y solivianta al PP

ramón gorriarán MADRID / COLPISA

ESPAÑA

ANDREA COMAS | Reuters

El líder del PSOE afirma que reconocer las singularidades catalanas no rompe la igualdad

01 jun 2016 . Actualizado a las 09:44 h.

Aunque Pedro Sánchez intentó ayer resituar su propuesta de pacto político para reconocer las singularidades y mejorar el autogobierno de Cataluña, la polémica ya estaba servida. Los barones socialistas recelaron de las palabras de su líder ante la posibilidad de que acarree «privilegios» que los populares vieron como una cesión en toda regla ante los independentistas.

El secretario general del PSOE no entiende que se suscite un debate por una propuesta que, según él, forma parte de la declaración de Granada suscrita por todos los líderes autonómicos del partido hace tres años. En aquel documento se defiende «el respeto a las identidades diferenciadas dentro de España, compatible con un compromiso colectivo con el proyecto común», así como «la igualdad de derechos básicos de todos los ciudadanos» con independencia de dónde residan y se reconocen «los legítimos hechos diferenciales», pero no «los privilegios o las discriminaciones». Pero dio igual. El presidente castellano-manchego, Emiliano García-Page, llegó a decir que esperaba que su secretario general no esté «en la tesis de pasarse por el arco del triunfo» los acuerdos de Granada.

De eso, nada, dijo Sánchez, y recordó que la bilateralidad para Cataluña que reclama el PSC existe para las comunidades históricas, las aprobadas al amparo del artículo 151 de la Constitución. El líder socialista sostuvo que su propuesta encaja en la declaración granadina y reclamó a los suyos un reconocimiento de que «la cuestión catalana es un problema político que afecta al conjunto de España». La solución, explicó, deberá ser «constitucional», esto es, que encaje en la reforma de la Carta Magna para que España sea un Estado federal y una posterior modificación del Estatuto de Cataluña. En definitiva, la postura defendida por el PSC desde que Miquel Iceta se hizo con las riendas del partido hace dos años.

Pero sus palabras no apagaron los recelos de sus barones. Page no aprecia particularidades específicas en Cataluña que deban tener un trato diferente. «Singularidades -apuntó- tienen todos los territorios». Su homólogo en Extremadura, Guillermo Fernández Vara, precisó que si se trata de reconocer rasgos culturales o identitarios propios «no hay problema», pero si se trata de los derechos «tiene todos los problemas del mundo». El portavoz del Gobierno andaluz también avisó que si ese pacto supone la concesión de «privilegios» para Cataluña tendrá enfrente a la Junta de Andalucía.

Comparaciones

Sánchez trató de quitar hierro al cruce de opiniones porque el PSOE «no es un cuartel», es «una organización de izquierda que debate» y eso «nos hace más fuertes». La debilidad, añadió, está en «las organizaciones acríticas donde nadie levanta la voz» y puso el ejemplo del PP, «que dice amén a todo lo que diga Rajoy».

Para ese partido, y también para el Gobierno, las palabras de Sánchez fueron un despropósito. El líder de los populares en Cataluña no tuvo dudas. El secretario general del PSOE es «capaz de vender Cataluña a los independentistas solo para poder gobernar», dijo. García Albiol sostuvo que Sánchez «no se entera» de lo que ocurre en Cataluña, y la prueba palmaria es que plantea un solución que «da satisfacción a los que quieren separar Cataluña del resto de España». Con unos decibelios menos, el ministro de Asuntos Exteriores indicó que las singularidades de Cataluña ya están reconocidas, pero si se trata de particularidades adicionales «no serían asumibles». José Manuel García-Margallo puntualizó que los catalanes tienen el reconocimiento constitucional de su lengua, cultura y derecho civil, pero «en lo demás deben regir los principios comunes» a todos los españoles.

El reverso de la moneda estuvo en Podemos porque considera que los socialistas «poco a poco» se acercan a su postura de reconocer el derecho a decidir de los catalanes aunque sea para votar que no a la independencia. Una posición que también defendió el PSC durante algunos años y que cambió con la llegada de Iceta. El secretario político y jefe de la campaña electoral de Podemos, Íñigo Errejón, consideró que es «un paso» que debería ser seguido por otros más. Tesis a la que se sumó el secretario de organización, Pablo Echenique, para el que las palabras de Sánchez están llenas de «sentido común».