Dos reveses para el secretario general mientras sus rivales esperan al 27J

E. C. MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Pedro Sánchez ha empezado con mal pie la larga precampaña que conduce a las elecciones generales

29 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Sánchez ha empezado con mal pie la larga precampaña que conduce al 26J. Dos reveses el mismo día que revelan turbulencias internas no son un buen presagio para un dirigente con poderosos rivales internos, empezando por Susana Díaz, que están la espera de lo que suceda en las elecciones para decapitarle políticamente. La cara más popular del socialismo catalán, Carme Chacón, se quita de en medio y deja un «regalo» envenenado al decir que se va por motivos políticos y no personales como habían asegurado desde la dirección de Ferraz. También traslada a la opinión pública las grietas que existen en el PSC, un partido que Miquel Iceta parecía haber reunificado. La incógnita es si la exministra da esta vez un paso atrás irreversible o se aparta para volver, ya no con posibilidades de competir en las primarias en el caso de que Sánchez fracase el 26J, sino más bien como refuerzo a la candidatura de la presidenta andaluza.

La incógnita Madina

La marcha de Irene Lozano es un revés personal para el secretario general, ya que fue su fichaje estrella de cara al 20D. Una incorporación que puso en pie de guerra a buena parte de la dirigencia y la militancia socialista, sobre todo de Madrid, que recordaron los ataques virulentos que dirigió al partido cuando era diputada de UPyD. Sánchez también fichó a la excomandante Zaida Cantera como número seis, otro movimiento que fue criticado en el PSOE. Pero la indignación creció cuando ambas entraron en el Congreso mientras Eduardo Madina, en el puesto siete, quedaba fuera. Habrá que ver si el político vasco está dispuesto a volver a ocupar una posición en la lista por Madrid que, según las encuestas, sigue sin asegurar el acta de diputado. Dado que las listas del PSOE son «cremallera» (hombre-mujer ) es prácticamente imposible que ascienda porque tendría que desplazar a Rafael Simancas, hombre de confianza de Sánchez.

Una vez desechada la vía de la coalición de izquierda que requería de la luz verde de los independentistas catalanes con la que podría haber sido presidente, Sánchez se la juega el 26J. Si no mejora los resultados y no digamos si hay sorpasso de Podemos más IU y confluencias, estará muerto políticamente. Hasta entonces, sus numerosos adversarios internos conspiran y toman posiciones para el día después.