Sánchez saca a Podemos del gallinero del Congreso para ganarse su apoyo

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

EFE | Juan Carlos Hidalgo

Las concesiones del PSOE permiten un acuerdo unánime para reubicar a los de Iglesias

10 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

A falta de mesa en la que sentarse a negociar la investidura, porque Pablo Iglesias no acepta compartirla con Ciudadanos, Pedro Sánchez pretende seducir a Podemos mediante la política de gestos. Primero fueron los guiños al partido morado en la propuesta negociadora de Gobierno presentada por el líder del PSOE, y ayer fue la cesión a Podemos de una buena parte del espacio ocupado por los parlamentarios socialistas en el hemiciclo del Congreso para sacar a los de Iglesias del gallinero en el que habían quedado encajonados.

El gesto del PSOE permitió un acuerdo unánime de la Mesa de la cámara para rectificar la ubicación aprobada en principio, de manera que Pablo Iglesias, Íñigo Errejón y Carolina Bescansa se sentarán finalmente en la primera fila, detrás de los asientos reservados al Gobierno, y el resto de parlamentarios de Podemos se desplegarán verticalmente, situándose a la derecha de los del PSOE. Ese reparto podría cambiar, en todo caso, si los socialistas terminan formando un Gobierno de coalición con Podemos, como exige Pablo Iglesias, que reclama además para sí la vicepresidencia del Ejecutivo. En ese caso, el líder de la formación morada se sentaría en los bancos azules junto a Sánchez.

El presidente del Congreso, Patxi López, que no avaló el esquema anterior pactado por el PSOE, PP y Ciudadanos que tanto molestó a Podemos, se felicitó ayer de que finalmente se haya logrado una solución de consenso que demuestra que «con un poco de tiempo y negociación» es posible llegar a acuerdos.

Iglesias: es una buena noticia

Pablo Iglesias señaló que «es una buena noticia» porque «normaliza lo que tiene que ser una convivencia razonable y sensata en el Congreso, que todas las formaciones tengan una visibilidad en función de los resultados obtenidos». La vicepresidenta de la cámara y diputada del PP Celia Villalobos consideró también «razonable» el nuevo dibujo.

Con el nuevo esquema, el PNV, con el que Sánchez aspira a pactar, conserva también asientos de primera fila, mientras que ERC y Democracia i Llibertat quedan más alejados. La concesión a Podemos por parte del PSOE que implica el nuevo organigrama evidencia la voluntad de Pedro Sánchez de buscar un entendimiento que permita su investidura. Pero, por ahora, los de Pablo Iglesias siguen negándose abrir una negociación mientras el líder de los socialistas mantenga abierto el diálogo con los de Albert Rivera. Y ello, a pesar de que el propio Iglesias destacó el alto grado de coincidencia entre su programa y las propuestas negociadoras de Gobierno avanzadas por Sánchez en un documento de 53 páginas, en el que no obstante se orilla uno de los puntos fundamentales de desencuentro, como es la solución al desafío soberanista de Cataluña.

Podemos sigue defendiendo al celebración de un referendo de independencia para que los catalanes decidan si quieren seguir formando parte de España. Pero Sánchez, que pretende guardarse también la baza de llegar al Gobierno con el apoyo de Ciudadanos y la abstención del PP, incluso rebajó en ese documento su propuesta de conformar un Estado federal, limitándose a plantear una reforma del título VIII de la Constitución para incluir el reconocimiento de las «singularidades» de Cataluña. El reto de Sánchez en los días que restan hasta que se someta a la investidura es conseguir una propuesta que haga posible que tanto Ciudadanos como Podemos le acaben dando su apoyo.

La investidura no se celebará antes del mes de marzo

Pedro Sánchez conocerá el próximo martes la fecha exacta en la que deberá someterse a la primera sesión de investidura en el Congreso, en la que tendrá que recabar el apoyo de la mayoría absoluta de la cámara para convertirse en presidente del Gobierno. Con toda seguridad, el líder socialista no logrará ese objetivo a la primera, por lo que dispondrá de una segunda oportunidad dos días después, en una votación en la que le bastará sumar más votos a favor que en contra para ser presidente. De momento, Sánchez no tiene garantizado un solo apoyo, más allá del que le brindarán los 90 diputados del PSOE, aunque negocia con Ciudadanos y aspira a hacerlo con Podemos para alcanzar la mayoría requerida. El presidente del Congreso, Patxi López, se comprometió ayer a anunciar la semana próxima una fecha concreta para el primer pleno, que será acordada en una reunión con el candidato socialista, al que el rey Felipe VI encargó la formación de Gobierno tras el rechazo de Rajoy a intentarlo. López avanzó que la fecha que se escoja respetará como mínimo las cuatro semanas o un mes que el propio líder del PSOE reclamó para negociar los apoyos necesarios. Eso retrasa la convocatoria de la investidura al menos hasta la primera semana de marzo.

La decisión de López choca con las pretensiones del PP, que reclamaba la convocatoria de la primera sesión para el 22 de febrero, y con las de Podemos, que exigía igualmente que se celebrara cuanto antes. Los populares alegaban que, cuando estaban en minoría, ni Felipe González, ni José Luis Rodríguez Zapatero ni José María Aznar necesitaron tanto tiempo para garantizar su investidura desde que el rey les hiciera el encargo. Y los de Iglesias basaban su urgencia en al necesidad de aplicar cuanto antes un plan de choque social.

A día de hoy, las posibilidades de Sánchez de sumar los apoyos requeridos pasan por contar con el voto a favor de Ciudadanos y el de Podemos, algo que estas dos formaciones han asegurado ya que no se producirá en ningún caso, o por sumar solo a Ciudadanos y contar con la abstención del PP, que también rechaza esta opción. La otra alternativa, aún más complicada, sería un pacto con Podemos, IU y el PNV, que requeriría el apoyo o la abstención de ERC y Democracia i Llibertat. Una fórmula que rechazan en el Comité Federal del PSOE.