Pedro Sánchez pone hoy sobre la mesa de negociación su plan de gobierno

ramón gorriarán MADRID / COLPISA

ESPAÑA

ANDREA COMAS | Reuters

Plantea recuperar impuestos, reformar la Constitución y un objetivo de déficit flexible

08 feb 2016 . Actualizado a las 09:10 h.

A las diez de la mañana, todas las fuerzas políticas con las que Pedro Sánchez se ha reunido recibirán la propuesta de gobierno del PSOE. Será el documento base para unas negociaciones «difíciles», como reconocen todos los actores; el primero, el candidato a la investidura, Pedro Sánchez.

El líder socialista completará esta semana el abanico de consultas con el PP, sin saber si Mariano Rajoy acudirá a la cita en el Congreso, y los portavoces de Esquerra Republicana y Convergència, a los que Sánchez dice que no va a pedir su apoyo. En el PSOE creen que su propuesta de gobierno abre un campo «propicio» para la negociación con todos, pero no se hacen ilusiones.

Plantea, entre otras medidas, la redacción de un nuevo estatuto de los trabajadores, la derogación de la reforma laboral, el incremento del salario mínimo, y la implantación de un renta mínima para la población en situación más precaria.

Contempla un nuevo escenario fiscal con la recuperación del los impuestos de sucesiones y de patrimonio, un plan contra el fraude fiscal; además de un paquete de propuestas a la Comisión Europea para flexibilizar los objetivos de déficit, que este año podrían acarrear recortes del orden de 10.000 millones de euros. El documento incluye una reforma constitucional que blinde como derechos el acceso a la educación y a la sanidad gratuita, y el establecimiento de un modelo de estado federal.

Sintonía con Ciudadanos...

Un programa con el que los socialistas esperan encontrar puntos de sintonía con Ciudadanos (con quien ha encontrado más receptividad Sánchez), Podemos, Izquierda Unida, PNV y Coalición Canaria. Pero son conscientes de que, que en muchos apartados, puede convertirse en una carta a los reyes magos si no cuentan con la colaboración del Partido Popular. La reforma constitucional, por ejemplo, está condenada al naufragio sin la participación de estos. En el terreno político, porque carece de sentido reformar la Carta Magna sin un partido con siete millones de votos, y en el terreno parlamentario, porque los populares tienen posibilidad de bloqueo en el Congreso son sus 123 escaños (bastan 117 para vetar la creación de una ponencia constitucional), y mayoría absoluta en el Senado.

... Y a expensas de Podemos

Los socialistas, con ese afán de buscar un consenso amplio, entregarán el documento a Podemos, pese a su negativa a sentarse a negociar mientras Sánchez dialogue con Ciudadanos. Una actitud que en el PSOE siguen sin entender si es que Pablo Iglesias, como dice, quiere llegar un acuerdo.

«Las exclusiones y la exclusividad» en las negociaciones que reclaman son «una condición inasumible», afirmó el secretario de Organización socialista, César Luena, quien retó al líder de Podemos a que escoja entre pactar con su partido o permitir que «siga gobernando Rajoy».

El PSOE se reunirá con el PP, Esquerra y Convergència, y volverá a verse con Pablo Iglesias

Sánchez va a volver a conversar en las próximas horas con Iglesias para que reconsidere su veto a Ciudadanos. Según explicaron fuentes socialistas, si se mantiene, va a seguir adelante con su calendario de reuniones con el resto de formaciones para presentarse a la investidura, aunque sea sin los votos suficientes.

El líder del PSOE cree que su homólogo de Podemos, si no cambia de actitud, tendrá que «retratarse» en el Congreso teniendo como compañero de viaje al PP para cerrar el paso a su elección como presidente del Gobierno. El secretario general de los socialistas confía, no obstante, que en las 3 o 4 semanas que quedan hasta el debate parlamentario se produzca un cambio en la estrategia de Podemos.

Sánchez no espera, en cambio, rectificaciones en la negativa del PP. Piensa citar en las próximas horas a Rajoy en el Congreso con la incógnita de si acudirá el presidente o enviará a un subalterno. Le contestaré «como se merece», dijo el presidente el sábado en Barcelona sin aclarar si le va a devolver la misma moneda de negarse a hablar, o si acudirá.

También se verá con los portavoces de Esquerra y Convergència para, según anticipó, mostrar el rechazo a su proyecto independentista en Cataluña, pero no para pedir su respaldo en la investidura. Necesita, la abstención de al menos uno de los dos grupos cuando llegue la votación. Los socialistas dicen que «tampoco ven» a los soberanistas catalanes alienados con el PP para tumbar la investidura de Sánchez.