Sánchez se encomienda ahora a Rivera

Enrique Clemente Navarro
enrique clemente MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

JAVIER SORIANO | Afp

Su estrategia es negociar con el líder de Ciudadanos para recuperar la centralidad y aplacar a Díaz

01 feb 2016 . Actualizado a las 09:53 h.

Pedro Sánchez va a agotar todas las posibilidades paras ser presidente del Gobierno. Sabe que le va en ello su supervivencia política. Primero apostó por una coalición de izquierdas a la portuguesa, con Podemos y Unidad Popular como socios, e incluso viajó a Portugal para escenificarlo entrevistándose con el primer ministro luso, Antonio Costa. Pero ha cambiado el paso y ahora se muestra dispuesto es negociar «a derecha e izquierda» para formar un Gobierno «progresista y reformista», es decir incluyendo en la fórmula a Ciudadanos.

Este giro estratégico le permite tener un mayor margen de maniobra con los barones críticos encabezados por Susana Díaz, que le marcan estrechamente, moverse hacia el centro y marcar distancias con Pablo Iglesias, tras la oferta de Gobierno que hizo este sin informarle previamente e imponiéndole de entrada la vicepresidencia y varios ministerios claves. De hecho, el líder socialista contestó al desplante hablando antes con Albert Rivera que con el dirigente de Podemos.

Ventajas de ciudadanos

Recuperar la centralidad, contrarrestar a los barones. Su objetivo es cerrar un pacto con Ciudadanos o, al menos, demostrar que está dispuesto a todo por conseguirlo. Tener al presidente de la formación naranja como interlocutor principal, al mismo nivel que Iglesias, le servirá para tratar de recuperar la centralidad política y contrarrestar a los barones críticos, que se oponen a un Gobierno con Podemos. Estos ya le han advertido de que no tolerarán que sea investido con los votos, favorables, la abstención o incluso la ausencia de los diputados independentistas del Congreso. Sánchez se ha limitado a contestarles que no buscará su apoyo.

Un acuerdo difícil

Meter presión a Rivera. Este ha dejado claro que votará no a cualquier acuerdo que signifique la entrada de Podemos en el Gobierno. También ha reiterado que Ciudadanos no lo hará a favor de Sánchez en la investidura. Pero el secretario general de los socialistas cree que tiene armas para meterle presión, ponerle ante la encrucijada: o se pliega al acuerdo o habrá nuevas elecciones, ya que los socialistas nunca votarán a Rajoy ni a ningún otro candidato del PP. Esta táctica puede ser efectiva teniendo en cuenta que la gran mayoría de las encuestas pronostican un batacazo del partido naranja si los españoles acuden de nuevo a las urnas.

Posibles fórmulas

Varias posibilidades que ahora se ven casi imposibles. Habría varias posibilidades: que finalmente Ciudadanos se abstuviera en el caso de un pacto PSOE-Podemos, un acuerdo tripartito, que votara a favor de un Gobierno socialista en solitario o aliarse con Sánchez para formar un Ejecutivo bicolor. En estos dos últimos supuestos necesitaría la participación del partido que lidera Iglesias, lo que a priori parece prácticamente imposible. Pero queda mucho tiempo.

La estrategia

Atraer a morados y naranjas con un plan social y de regeneración. Sánchez presentará un programa de gobierno que incidirá fundamentalmente en la agenda social y la regeneración democrática, el primero un asunto absolutamente prioritario para Podemos y el segundo de igual manera en el caso de Ciudadanos. Confía en que puesto su plan negro sobre blanco les sea difícil negarse a apoyarle por activa o por pasiva, ya que la primera consecuencia del acuerdo sería apartar definitivamente a Mariano Rajoy de La Moncloa, lo que los tres partidos creen necesario, sobre todo después del escándalo de corrupción en Valencia. De hecho, Rivera ha endurecido notablemente su discurso contra Rajoy tras la imputación del PP por la destrucción de los ordenadores de Luis Bárcenas y la macrorredada valenciana. El pánico a nuevas elecciones podría hacerle variar de opinión y apostar por Sánchez.

Podemos

La incógnita es si Iglesias quiere pactar. Sánchez recela, sin embargo, de que Iglesias quiera en realidad un acuerdo con el PSOE. La forma en que presentó su oferta ha servido de confirmación de que su principal objetivo es socavarle para ocupar su lugar como primera fuerza de la izquierda. Algunas encuestas prevé que Podemos llevaría a cabo el sorpasso si hay nuevas elecciones, mucho más si se alía finalmente con Unidad Popular. Pero el líder socialista no tira la toalla y ante el comité federal se mantuvo muy cauto para criticar lo que calificó como «arrogancia y desplantes» de Iglesias. Entre ambos se disputa un juego: culpar al otro si finalmente no hay un pacto de izquierdas. Pero para Sánchez puede ser tarde, ya que Susana Díaz, según algunas fuentes, ya habría comunicado a sus próximos que esta dispuesta a competir por la secretaría general en mayo. Claro está, si su rival interno no es para entonces presidente del Gobierno.

Los barones

Al acecho. Díaz prosigue su guerra interna contra Sánchez. Cuenta con aliados de peso, el primero de todos el asturiano Javier Fernández, pero también, en mayor o menor medida, el valenciano Ximo Puig, el castellano-manchego Emiliano García-Page y el extremeño Guillermo Fernández Vara. El secretario general logró burlarlos el sábado con el as en la magna que se sacó de someter los hipotéticos acuerdos de gobierno a las bases, lo que ha provocado su irritación, aunque en público no tuvieran más remedio que defenderlo. Pero, a su vez, impusieron que las primarias sean el 8 de mayo, que podría ser la fecha de caducidad de Sánchez si no forma Gobierno. No van a dejar de vigilar sus pasos, como dejó claro la presidenta andaluza al exigir todo tipo de garantías para el referendo, mostrando su desconfianza. Van a analizar al milímetro los contactos con Podemos y cualquier acercamiento a los independentistas. La sultana, como llaman a Susana Díaz, hará todo lo que pueda para que no se plasme un pacto en el que no cree en absoluto. Ella solo ve como socio posible a Ciudadanos, al igual que en Andalucía.