¿Quién será el próximo presidente de España? La inesperada decisión del jefe del Ejecutivo en funciones de no optar a la candidatura deja varias opciones abiertas
22 ene 2016 . Actualizado a las 21:41 h.En un inesperada decisión, Mariano Rajoy ha decidido declinar la propuesta del rey Felipe VI de proponerlo como candidato a la Presidencia del Gobierno en el debate de investidura, que deberá esperar a una nueva ronda de contactos con todas las fuerzas.
Así que, después de que el presidente del Gobierno en funciones haya dado un paso atrás, ¿qué otras opciones quedan? ¿Un «tripartito de cambio»? ¿Un Ejecutivo «de partidos moderados»? ¿Nuevas elecciones generales? Hacemos un repaso por algunos escenarios probables.
Pedro Sánchez en un Gobierno «de cambio»
La única propuesta firme para garantizar la investidura de uno de los candidatos ha venido del propio Pablo Iglesias después de su reunión con Felipe VI.
Si el pacto entre PSOE, Podemos e Izquierda Unida se consuma, se consolidaría un Ejecutivo tripartito con el líder socialista como presidente del Gobierno e Iglesias como vicepresidente y en el que ambas formaciones e IU se repartirían las carteras ministeriales.
Para ello, Sánchez necesitaría ir a una segunda votación de investidura (ya que no conseguiría la mayoría absoluta de apoyos que requiere la primera votación) en la que podría convertirse en jefe del Ejecutivo con los síes de Podemos, IU y el PNV, por ejemplo, y la abstención de buena parte del resto de formaciones en la Cámara Baja.
Ante esta opción de Gobierno, el Partido Popular votaría previsiblemente que no y queda la incógnita de Ciudadanos. Albert Rivera afirmó en campaña que votaría siempre en contra de un Gobierno del que forme parte Podemos, pero en las últimas semanas el líder de la formación naranja dejó la puerta abierta a que su formación sirva para «desencallar» la parálisis política.
Pedro Sánchez, con el apoyo del PP y pactos puntuales
La inesperada renuncia de Mariano Rajoy a someterse al debate de investidura como candidato a la Presidencia ha llevado a pensar en otras estrategias por parte del Partido Popular.
Una de las opciones planteadas pasaría por que el PP facilitase la proclamación de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno con el objetivo de impedir que Podemos forme parte del futuro Ejecutivo español.
Este hipotético escenario tiene en cuenta que el radical giro de volante de Rajoy ha tenido lugar después de la concreta propuesta de un tripartito «del cambio» por parte de Pablo Iglesias.
A cambio de no ver a Podemos en el Gobierno o a Pablo Iglesias como vicepresidente, el Partido Popular podría apoyar la investidura del líder socialista apoyándolo en pactos puntuales a lo largo de la legislatura.
Forzar el fracaso de Pedro Sánchez
Otra de las opciones que podría haber ingeniado el PP, al más puro estilo Juego de Tronos, es hacer que Pedro Sánchez se presente a la candidatura con la esperanza de que, debido a la ajustada aritmética que han dejado las elecciones del 20-D, no consiga los apoyos necesarios y consume su fracaso.
De este modo, el PP podría presentarse como alternativa ante un rival que quedaría tocado y prácticamente hundido en España y especialmente entre los barones de su partido, que lo forzarían a negociar finalmente con el PP por un Gobierno «de moderados».
O, en caso contrario, la situación podría desembocar en unas nuevas elecciones generales en las que el PP podría argumentar que han sido consecuencia de las irresponsabilidades de Pedro Sánchez y venderse ellos mismos como la única garantía de estabilidad.
Una «operación Puigdemont» en un Gobierno «de moderados»
Otra de las opciones pasaría por que Rajoy diera un paso atrás y se propusiera otro candidato que pudiera ayudar a un consenso por parte del PP, PSOE y Ciudadanos, por ejemplo. Semejante a lo que ha sucedido en Cataluña con Carles Puigdemont.
En todo caso, se trata de un escenario remoto, ya que esta propuesta nunca fue del agrado de Pedro Sánchez, que cerró las puertas en todo momento a un pacto «con Rajoy y con el PP».
Nuevas elecciones generales
La opción última de esta insólita situación en la política española sería la celebración de unas nuevas elecciones generales propuestas el monarca una vez se hayan consumido las opciones para investir un presidente.