Un fraude que pone en jaque al Estado

Enrique Clemente Navarro
enrique clemente MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

JOSEP LAGO | Afp

Gracias a una especie de «tamayazo a la catalana», los independentistas salvan el «procés», lo que aumenta la presión para un gran acuerdo PP-PSOE en España

12 ene 2016 . Actualizado a las 17:23 h.

El proceso independentista ha terminado pasando por encima de Artur Mas. Un pacto in extremis, cocinado de espaldas al electorado, hace presidente a quien no se presentó para el cargo, gracias a una especie de «tamayazo a la catalana», y aboca a una investidura exprés que supone un desprecio al Parlamento y convierte en meras marionetas a los diputados de la CUP, que renuncian a hacer oposición, entregados a Junts pel Sí. Como admitió ayer el propio Mas al anunciar su renuncia, el acuerdo significa «corregir» el resultado de las elecciones del pasado 27 de septiembre. «Lo que las urnas no nos dieron directamente se ha tenido que corregir a través de la negociación», aseguró sin tapujos. Al contar con dos diputados de la CUP que trabajarán para Junts pel Sí, la coalición de CDC y ERC se asegura 64 escaños en la Cámara, con lo que tendrá uno más que la suma de Ciudadanos, PSC, PP y Catalunya Sí que es Pot, la coalición que incluye a Podemos.

¿El acuerdo es un fraude al electorado?

Sí. El candidato a la presidencia de la Generalitat era Mas, aunque iba emboscado en el número 4 de la lista conjunta para evitar rendir cuentas de su gestión. Los electores que optaron por Junts pel Sí le votaron a él como presidente, no a Carles Puigdemont, quien iba como número tres en la lista de Gerona, y ocupará el cargo gracias a un rocambolesco pacto de despachos al margen de los votantes. Al final, el cargo de presidente de la Generalitat se ha sometido a subasta, lo que dijo Mas que nunca aceptaría, y le ha tocado el premio al alcalde de Gerona, que en su día llamó a expulsar a los invasores españoles de Cataluña.

¿Cómo puede influir el acuerdo en Cataluña en la política española?

El pacto catalán abre nuevas expectativas sobre los posibles acuerdos a nivel nacional para evitar la convocatoria de nuevas elecciones. La formación de un gobierno en Cataluña cuyo único objetivo es la secesión supone un desafío sin precedentes al Estado de derecho. Ante este escenario inédito aumentarán mucho las presiones para que el PP y el PSOE, con el respaldo de Ciudadanos, alcancen una gran acuerdo nacional que permita hacer frente a una situación de emergencia. Este fue el mensaje que ayer mismo ya se comenzó a lanzar desde Moncloa, y el PP, a los socialistas. Pedro Sánchez tendrá más complicado mantener su rechazo frontal a permitir que gobierne Mariano Rajoy, u otro candidato del PP, lo que fue respaldado por el comité federal.

¿Por qué ha dado Artur Mas un paso atrás?

Mas se ha resistido durante más de tres meses a dar paso a otro candidato ante el veto irrenunciable que planteó la CUP. La explicación está en que el escenario de nuevas elecciones era aún peor para un cadáver político como era ya antes de su renuncia de ayer. Estaba totalmente quemado. Era muy dudoso que se reeditara la coalición Junts pel Sí, que le ha servido como pantalla donde esconder el progresivo hundimiento de CDC, un partido sumido en la corrupción. La tentación de Oriol Junqueras de ir solo a las urnas era muy grande y para Mas presentarse sin la compañía protectora de ERC le habría conducido al desastre. Además, el magnífico resultado de En Comú Podem en las elecciones generales era una amenaza muy real si se repetían los comicios. Los independentistas corrían el serio riesgo de empeorar sus resultados del 27S y no alcanzar la mayoría absoluta. Sobre todo si Mas volvía a ser candidato, ya que los electores podrían haberle castigado no apartarse para salvar el proceso.

¿Qué supone el acuerdo para la CUP?

Los antisistema han logrado la cabeza política de Mas, que puso como condición inexcusable para dar luz verde a la investidura de otro candidato de Junts pel Sí. Pero el precio a pagar es el suicidio político de una formación que estaba en alza. Las condiciones que ha aceptado son inasumibles para un partido que se precie de serlo. Ceder dos parlamentarios para que trabajen para Junts pel Sí y que los otros ocho se comprometan a no votar nunca en el mismo sentido que los grupos parlamentarios «contrarios al proceso y al derecho a decidir cuando esté en riesgo dicha estabilidad» supone una renuncia a su propia identidad política y una traición a sus votantes. Además, la CUP reconoce en el texto del acuerdo, a modo de expiación, «errores en la beligerancia expresada hacia Junts pel Sí». La humillación de la CUP incluye también la renuncia de sus diputados díscolos. En resumen, a falta de conocer más datos y de saber quiénes han sido los responsables de la decisión, resulta inexplicable que haya aceptado esos términos que figuran negro sobre blanco en el pacto. Después de tantas reuniones de las bases para votar si investían o no a Mas, la organización anticapitalista ha terminado cediendo de forma sorprendente a las condiciones que le ha impuesto el aún presidente en funciones.

¿Cuál es el legado que deja Artur Mas?

El legado que deja Mas después de cinco años al frente de la Generalitat catalana es una sociedad fracturada en dos y un Gobierno que pretende seguir adelante con la ruptura de España, a pesar de haber perdido el propio plebiscito en que convirtió las elecciones del 27S, en las que los independentistas se quedaron por debajo de la mitad de los votos. Al final ha salido por la puerta de atrás de la Generalitat, laminado por un grupo antisistema. Pese a su fracaso, Mas no se retira de la política ni mantiene su compromiso de no volver a ser candidato a la presidencia de la Generalitat. Esto indica que su mente está en volver a intentar liderar el independentismo dentro de unos meses. Mas ha establecido un auténtico récord al hacer saltar por los aires a CiU, minimizar a su propio partido, CDC, y dar el golpe de gracia a la CUP a cambio de apartarse.