Funambulismo imposible

Tino Novoa EN LA FRONTERA

ESPAÑA

08 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay que reconocerle a Artur Mas una incomparable capacidad para el funambulismo político. Cuando deje la política -o, mejor, cuando la política lo deje a él- puede dedicarse al ilusionismo. Ha sacado tantos conejos de la chistera que en vez de un sombrero parece que tiene una conejera. Ya se sabe que la desesperación acrecienta el ingenio. Mientras hacía un último intento de conseguir la investidura, daba ya los primeros pasos para tratar de conseguir el primer puesto en la carrera hacia las elecciones de marzo. Porque no tenía otro objetivo su extemporánea propuesta de formar un Gobierno de coalición (en funciones) con ERC. Una oferta que el partido de Junqueras calificó de fraude democrático y burla de la ley.

Curiosos argumentos de quienes han intentado convertir unas elecciones en un plebiscito, una derrota en un triunfo y que, además, pisotean todas las leyes una y otra vez. Cinismo puro y duro de quienes no tienen empacho en fracturar un país, enfrentar a la sociedad, para conseguir sus propósitos políticos. Artur Mas ya ha dado todo tipo de pruebas de que el único proceso que le preocupa es el de mantenerse en el poder al precio que sea. Y Oriol Junqueras le deja hacer, a sabiendas de que todos sus intentos están condenados al fracaso. O, mejor dicho, a nuevas elecciones, en las que aspira al sorpasso. Y ese será el legado de Mas: un país roto y el hundimiento de un partido que ha sido hegemónico. Porque la realidad es la realidad, por muchos conejos que salgan de la chistera.