Concluye la reunión entre Junts pel Sí y la CUP sin acuerdo, pero seguirán negociando mañana

Cristian Reino / Colpisa BARCELONA

ESPAÑA

Quique García | EFE

La Asamblea Nacional Catalana abandona la mediación. Su presidente Jordi Sánchez ha explicado los dos escenarios que se han puesto sobre la mesa este viernes para encontrar una solución, y que ninguno ha satisfecho a los dirigentes

08 ene 2016 . Actualizado a las 23:17 h.

Esta vez parece que es la definitiva y Cataluña tendrá nuevas elecciones autonómicas el 6 de marzo. La que se anunció como última reunión entre Junts pel Sí y la CUP volvió a cerrarse sin acuerdo sobre la investidura del presidente de la Generalitat. El escollo, el de siempre. Convergència y Esquerra se negaron a retirar el nombre de Artur Mas, y el partido antisistema exigió otro candidato.

El encuentro fue propiciado por la Asamblea Nacional Catalana como última oportunidad para llegar a un acuerdo después de tres meses de negociaciones infructuosas. La reunión duró poco más de hora y media, un tiempo que pudieron ahorrarse los interlocutores porque las posturas fueron las que mantienen desde octubre. La ANC intentó mediar con ofertas propias, formación de una asamblea de alcaldes y concejales que designara un candidato a la investidura y una consulta ciudadana que ratificara o rechazara el nombre Mas. Pero ambas fueron desechadas. Junts pel Sí se opuso a la consulta ciudadana, seguramente por temor a pulsar a una opinión pública hastiada; y los anticapitalistas descartaron la asamblea de cargos porque en ella tienen mayoría los convergentes y los republicanos.

El presidente de la plataforma soberanista civil, Jordi Sánchez, reconoció el fracaso, pero se aferró a que aún queda «un hilo de esperanza» de aquí a las 24 horas del domingo, cuando el Parlamento catalán se disuelva de forma automática al cumplirse los tres meses de la primera votación sin que nadie haya alcanzado la mayoría suficiente para lograr la investidura como presidente de la Generalitat. El presidente de la ANC señaló que el único motivo para la confianza es que tanto unos como otros mantienen «un clima de diálogo» y «se han comprometido a mantener un contacto permanente». Aceptaron volver a dialogar este sábado, aunque no está prevista ninguna reunión.

Sin tiempo

Pero no hay motivos para la esperanza de Sánchez. Se necesitaría que Junts pel Sí y la CUP llegaran a un acuerdo, algo que se ha demostrado inalcanzable; luego habría que habilitar el sábado y domingo para celebrar un pleno en la Cámara catalana, y hay serias dudas reglamentarias sobre si se puede hacer con tanta premura. «Hemos finalizado la tarea que nos tocaba. El tiempo se agota», comentó compungido el presidente de la ANC.

La reunión comenzó mal. Tras el desacuerdo de la víspera después de tres horas a cara de perro, los negociadores, cuatro por Junts pel Sí y tres por la CUP, llegaron a la sede de la ANC con el ambiente caldeado por un cruce de acusaciones entre unos y otros. La CUP emitió a primera hora un comunicado en el que denunció «la falta de voluntad política» de Convergència y Esquerra para sellar un acuerdo de investidura. La diputada convergente Marta Pascal contraatacó con el argumento de que vetar a Mas es ignorar a los votantes de Junts pel Sí después de que su formación haya cedido en todo, declaración independentista y plan de choque social incluidos.

Después de la decisión del Consejo Político de la CUP del pasado domingo de rechazar de forma definitiva a Mas, las reuniones posteriores estaban condenadas al fracaso. Los antisistema y los representantes de Convergència y Esquerra accedieron a verse las caras porque ninguno quería quedar como el responsable de no gestionar el mandato de las urnas del 27 de septiembre y de que el proceso independentista haya encallado. Al final es probable que a ojos de los votantes los culpables sean las dos partes.

En la política catalana de los últimos años no se pueden descartar las sorpresas de última hora, pero esta vez la sorpresa sería un acuerdo in extremis. De hecho, Artur Mas ha concentrado su actividad en los últimos días a intentar convencer a Oriol Junqueras para reeditar la lista conjunta de Junts pel sí para las elecciones de marzo, pero Esquerra se muestra reacia a compartir candidatura cuando sus expectativas electorales son mejores que las de una alicaída Convergència.

Entidades independentistas vuelven hoy a la calle para reclamar un acuerdo

Desde que el pasado domingo la asamblea de la CUP rechazase a Artur Mas como candidato a presidir la Generalitat, las entidades independentistas catalanas han presionado para que se alcanzase un pacto que ya parece imposible. Hoy intentarán quemar el último cartucho y volverán a la calle para exigir un acuerdo entre Junts pel Sí y a la formación antisistema antes de que termine el plazo para investir a un presidente y así evitar unos nuevos comicios, los cuartos en cinco años.

La concentración tendrá lugar en la emblemática plaza de San Jaume de Barcelona, a partir del mediodía. La respaldan Súmate y algunas agrupaciones territoriales y sectoriales de la Asamblea Nacional Catalana y de Òmnium Cultural, aunque las direcciones nacionales de ambas organizaciones no se han adherido.

«Hasta el último minuto»

Los organizadores, agrupados bajo el lema Queremos un acuerdo, exigen que no se deje de intentar «hasta el último minuto» un pacto entre los partidos soberanistas, «sea cual sea», con tal de evitar elecciones entre las formaciones independentistas que «constituyen la mayoría del Parlamento catalán». En un comunicado reclaman a los políticos que «sepan aprovechar el mandato obtenido el 27S y continúen trabajando por la independencia», según detalla un texto difundido pocas horas antes de que termine mañana el plazo para lograr un acuerdo de investidura que evite unos nuevos comicios autonómicos.

Esta será la segunda concentración que se convoca desde el pasado domingo con el mismo objetivo. La primera tuvo lugar el pasado día 7 y solo un millar de personas apoyaron en Barcelona el llamamiento realizada por la Asamblea Nacional Catalana.