La CUP dice ahora que aceptaría a Mas, pero en una «presidencia coral»

Cristian Reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

JOSEP LAGO | AFP

Pretende que el nuevo Gobierno catalán sea codirigido por cuatro personas

02 oct 2015 . Actualizado a las 08:21 h.

La CUP abandonó ayer su posición inflexible en la negociación que mantiene con Junts pel Sí para formar un Gobierno independentista en Cataluña. Hasta la fecha, el partido antisistema siempre había mantenido que con sus votos no investiría a Artur Mas como presidente de la Generalitat. Sin embargo, dos de los principales dirigentes del partido anticapitalista, el exdiputado Quim Arrufat y Anna Gabriel, número dos en la lista por Barcelona, empezaron a matizar ayer la posición de fuerza de la CUP. Gabriel sorprendió con una propuesta de presidencia «coral» formada por tres o cuatro personas, entre las que no descartó que Mas pudiera tener «su papel». «Se puede plantear un Gobierno que no tenga un componente tan presidencialista y que tenga, por ejemplo, un órgano más colegiado que pueda tener a dos, tres o cuatro personas que simbolicen esta transversalidad», afirmó la diputada electa. «Nosotros no pedimos la muerte política de Artur Mas, aunque algunos de los nuestros lo querrían. Estamos dispuestos a hablar de todo», añadió.

La idea de la CUP es una presidencia que tenga varios perfiles con un «peso equivalente» para, dicen, democratizar las instituciones. Como gesto de buena voluntad y de que tienen ganas de llegar a acuerdos con Junts pel Sí, Gabriel señaló que no ponen como condición al futuro Ejecutivo catalán que apueste por salir de la UE y del euro y se niegue a pagar la deuda. «No pondremos condiciones imposibles» para la investidura, «hay voluntad de entendimiento», dijo. La dirigente dejó caer que ese Gobierno coral debería incluir «mujeres muy capacitadas que simbolizarían que se está haciendo algo realmente nuevo», lo que disparó la rumorología con dos nombres, Carme Forcadell y Muriel Casals, números dos y tres de la lista de Junts pel Sí.

La investidura de Mas ha dejado, por tanto, de ser un tabú para la CUP, que tiene ante sí una decisión que sea la que sea le va a costar justificar entre los suyos. Aun así, lo que más les costaría explicar es que por su culpa el proceso soberanista embarrancó. Por ello, Quim Arrufat, más explícito que su compañera, afirmó que antes que permitir que descarrile el proyecto independentista facilitarán la investidura de Mas. Lo harían, eso sí, como último recurso y sin la esperanza de que el proceso acabe en la proclamación de una república catalana, sino más bien para apuntalar a un Gobierno destinado a «dominar la ola soberanista».

Disparate

Las propuestas de la CUP marcaron la primera reunión del grupo parlamentario de Junts pel Sí, presidido por Raül Romeva, Artur Mas y Oriol Junqueras. Romeva no quiso hacer ningún comentario sobre las negociaciones con la CUP ni sobre la iniciativa de Gabriel, aunque fuentes de la candidatura la calificaron de «disparate». Desde la lista de Mas reconocieron las dificultades que entrañan las conversaciones con la formación radical.

En medio de este cruce de manifestaciones, ofertas y contraofertas, el PP, desde la distancia, empieza a ver inviable la investidura de Mas y la formación de gobierno, y se sumó la tesis de Ciudadanos de que la única salida sería la repetición de las elecciones. Su candidato, Xavier García Albiol, consideró que la situación que se perfila «muy probablemente nos aboca a unas elecciones antes de un año» porque las fuerzas independentistas no se va a poner de acuerdo para gobernar.