La UE advierte que no reconocerá nunca la independencia de Cataluña

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño LA VOZ EN BARCELONA

ESPAÑA

García-Margallo y el candidato Oriol Junqueras mantendrán hoy un atípico debate sobre la expulsión de la UE si Cataluña se independizara.
García-Margallo y el candidato Oriol Junqueras mantendrán hoy un atípico debate sobre la expulsión de la UE si Cataluña se independizara. JuanJo Martín | EFE

El Gobierno y Junts pel Sí, confiados ante el debate Margallo-Junqueras de hoy

23 sep 2015 . Actualizado a las 08:22 h.

Cuando todos esperaban una campaña muy centrada en lo identitario, las apelaciones a los sentimientos han pasado a un segundo plano y el esprint final hacia el 27S se ha centrado definitivamente en dos cuestiones muy concretas y pragmáticas. El futuro económico que le aguardaría a una Cataluña independiente y la relación de la Unión Europea en ese hipotético nuevo Estado. Sobre el primer asunto, se han sucedido las declaraciones y manifiestos de empresarios, banqueros y dirigentes extranjeros en contra de la independencia. Y, sobre el segundo, ayer se produjo un salto cualitativo con el inédito pronunciamiento por escrito del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que no se limitó como hasta ahora a constatar que Cataluña quedaría fuera de la UE, sino que negó la capacidad del Parlamento catalán para proclamar la independencia respecto a un territorio que forme parte de la Unión.

«La determinación del territorio de un Estado miembro está únicamente establecida por el Derecho constitucional nacional, y no por una decisión de un Parlamento autonómico contraria a la Constitución de dicho Estado», asegura Juncker en una respuesta por escrito al eurodiputado del PP Santiago Fisas. Ese pronunciamiento implica que, de acuerdo a los tratados comunitarios, en caso de que el Parlamento catalán hiciera una declaración unilateral de independencia, la UE no la reconocería nunca porque «carecería de toda relevancia» política y jurídica, según fuentes comunitarias.

Duelo polémico y decisivo

El rotundo posicionamiento en contra de las pretensiones independentistas supone un aldabonazo al Gobierno catalán y llega a 24 horas del polémico debate entre el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo y el líder de ERC, Oriol Junqueras, que puede ser decisivo para que los secesionistas alcancen o no la mayoría.

El PP de Cataluña nunca quiso ese debate y su candidato, Xavier García Albiol, lo aceptó a regañadientes ante la negativa de Rajoy a desautorizar al ministro. Pero, aunque persiste el temor a que los independentistas aprovechen el duelo para remarcar la dimensión internacional del conflicto que el Gobierno niega, los apoyos que ha recibido el Ejecutivo han tranquilizado a los populares catalanes, que consideran que Margallo llega al debate cargado de argumentos, mientras Junqueras pierde su baza de asegurar que en ningún sitio de los tratados se dice nada en contra la pertenencia a la UE de un parte segregada de un Estado.

Los independentistas, sin embargo, hicieron de nuevo caso omiso a las advertencias de la Unión Europea, que enmarcaron en la estrategia del miedo que achacan al Gobierno, que busca a la desesperada, según dicen, apoyos internacionales para frenar una victoria que dan por segura.

Optimismo independentista

La euforia era ayer el sentimiento dominante entre las filas secesionistas consultadas por La Voz de Galicia, que aseguran que lo único que queda por decidir es si la mayoría absoluta que esperan obtener el domingo es «ajustada» o «muy holgada». La convicción de que Junts pel Sí puede lograr el control del Parlamento sin necesidad de los escaños de las CUP y de que los independentistas lograrán también el triunfo en votos es cada vez mayor.

Enfrente, el Gobierno está decidido a dar esa batalla hasta el final. Y, por eso, Mariano Rajoy multiplicará su presencia en Cataluña en el último tramo de campaña. La consigna es percutir en el debate económico. Y ayer fue la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, la que advirtió en Barcelona de que lo que puede conseguir la «declaración de independencia» es «ahondar en una declaración de insolvencia». Más conciliador, sin embargo, se mostró desde Bruselas el ministro de Economía, Luis de Guindos, que señaló que al día siguiente de los comicios «Cataluña seguirá formando parte de España», como siempre, y «el Gobierno estará abierto a la negociación con Cataluña, como siempre ha sido así».