Recomienda a Artur Mas someterse al «imperio de la ley» mientras Rajoy sepulta las posibilidades de entablar un diálogo
05 sep 2015 . Actualizado a las 01:06 h.El último de la fila. Ese sería el lugar que ocuparía una Cataluña independiente si quiere ingresar en la Unión Europea. El recordatorio llegó de la mano del primer ministro del Reino Unido tras reunirse con Mariano Rajoy en el palacio de la Moncloa. David Cameron se sumó así al coro europeo de advertencias a Artur Mas sobre las consecuencias de la secesión, minimizadas desde Barcelona con el argumento voluntarista de que Cataluña «no puede» quedar fuera del euro y de la UE.
El gobernante británico hizo extensivo a los independentistas catalanes el mensaje que él mismo trasladó a los secesionistas de Escocia antes del referéndum de septiembre de 2014: «Estamos mejor juntos, somos más fuertes y más prósperos juntos. Debemos permanecer juntos». El primer ministro del Reino Unido evitó, no obstante, colocar en un plano de igualdad la situación de Escocia y Cataluña porque «no son dos situaciones iguales». El referéndum secesionista que perdieron los soberanistas escoceses se celebró de acuerdo con Londres. Una conformidad que no se da, ni se atisba, en el caso de Cataluña.
Pero al margen de los sentimientos, los daños y los beneficios de la independencia, está la legalidad, recordó el conservador Cameron, y los gobernantes de Cataluña, como todos los demás, deben someterse «al imperio de la ley». La posición de la Unión Europea, insistió, es que si una parte de un estado se escinde deja de pertenecer a la Unión y tiene que «ponerse a la cola detrás de otros países candidatos» a ingresar en el club europeo de los 28. Ni más ni menos.
Las palabras del primer ministro británico fueron en la misma línea de las expresadas el pasado martes por la canciller alemana, Angela Merkel, también tras reunirse con Rajoy. El jefe del Ejecutivo español busca la complicidad de sus pares europeos a sabiendas de que el flanco europeo es el más débil del soberanismo. Según las encuestas, los catalanes partidarios de la independencia se sitúan al borde del 50%, pero cuando en esos mismos sondeos se enfrentan a un escenario de una Cataluña fuera de la UE y del euro los respaldos bajan a la cuarta parte de la población.
Los independentistas catalanes, por supuesto, no piensa igual. Un par de horas antes de que Cameron hablara en la Moncloa, Artur Mas afirmó que Cataluña, «sea cual sea» el resultado de las elecciones del 27-S, seguirá en la UE porque esa es la vocación mayoritaria de su sociedad. El presidente de la Generalitat señaló en una declaración institucional con motivo de los 70 años de la Organización de Naciones Unidas que una Cataluña soberana sería «un socio de confianza» en la UE porque está dispuesta a «asumir plena e inmediatamente desde el primer momento todas sus obligaciones internacionales».
Estrategia perniciosa
Rajoy, además de compartir con satisfacción el diagnóstico de su invitado británico, volvió a mostrar su postura más firme con el presidente catalán. Descartó la posibilidad de entablar un diálogo con Mas antes o después del 27-S porque el jefe de la Generalitat solo busca ese acercamiento para que «le ayudemos» a alcanzar la independencia. «Eso no es posible», según el presidente del Gobierno, porque «lo que sea España en el futuro» es algo que no puede decidir él ni el presidente de Cataluña ya que, según la Constitución, corresponde «al conjunto de la soberanía nacional» tomar esa decisión y no a una parte de ella.
El problema, admitió, es que Mas ha puesto en marcha una estrategia «muy perniciosa que no conduce a ninguna parte» porque el entendimiento es imposible. Rajoy lamentó que desde Barcelona solo se ponga sobre la mesa «un contrato de adhesión» a unos planteamientos que están fuera de la ley. Una postura «peligrosa» que demuestra, según el presidente, que para el jefe del Gobierno de Cataluña «cumplir con la ley no entra en sus parámetros».