El partido cree, además, haber logrado conjurar el peligro de que Podemos se erija en el referente de la izquierda
30 ago 2015 . Actualizado a las 23:35 h.Para Pedro Sánchez las elecciones generales y las catalanas no son un asunto de vida o muerte, como sí lo son para Rajoy. Las afronta con relativa tranquilidad y ya ha anunciado que después de los comicios seguirá como secretario general del PSOE y líder de la oposición si pierde, y con más motivo si gana. Aunque no va a faltar quien quiera moverle la silla en caso de una derrota en diciembre. Todo dependerá, dicen en su partido, de los ánimos que traiga en los primeros días de septiembre la presidenta de Andalucía, Susana Díaz. Desde Sevilla ya han recordado que será en Andalucía donde el PSOE obtenga los mejores resultados en las generales. Eso, dicen los socialistas andaluces, no tiene que pasar inadvertido para nadie en el partido.
Sánchez, que lo sabe, llega a las dos citas electorales con mejores expectativas que hace un año. El 24 de mayo, aunque los socialistas perdieron 175.000 votos respecto al 2011, dieron un zarpazo al poder institucional. Pasaron de contar con dos presidentes autonómicos a siete, y de nueve alcaldes de capitales de provincia a 17.
Además, el PSOE cree haber logrado conjurar el peligro de que Podemos se erija en el referente de la izquierda, y es la alternativa de un PP en horas bajas.
Es más, en Ferraz en absoluto descartan que Sánchez sea el próximo presidente del Gobierno aunque el PSOE no gane las elecciones y lo haga el PP. «Si la diferencia en votos es de dos o tres puntos o de una decena de diputados, nadie podrá negar que estaremos legitimados para pactar y gobernar», razona un barón con peso en la dirección del partido.