Junqueras nunca será Di Stefano

ESPAÑA

Marta Perez / Efe

El líder de ERC quiso marcar un gol político con el Espanyol, pero falló

30 ago 2015 . Actualizado a las 14:15 h.

En el mundo de la argumentación política parece que todo vale. Y Oriol Junqueras, adalid del republicanismo soberanista catalán, es un buen ejemplo: que todo lo explica en base a la no agresión como si fuese un Gandhi al que le pirra el pan tumaca y practica castellers en sus ratos libres. Junqueras, aliado con Artur Mas, muestra prisa por llegar a la meta, que no es otra que la independencia de Cataluña, aunque sea con verdades a medias, como aquella afirmación de que los catalanes estaban «más cerca genéticamente» de los franceses. Y así fue que esta semana el líder de ERC abrió la boca y, con la Liga recién empezada, hizo como cualquier paisano acodado en la barra del bar: hablar de fútbol. Y lo hizo del Real Club Deportivo Espanyol -el segundo equipo de la comunidad tras el todopoderoso F.C. Barcelona-, del que dijo que llevaba una equipación azul por su pasado ligado a la monarquía española. Son muchos los equipos, entre ellos el Deportivo y el Celta, que llevan delante la palabra «real», por la concesión que realizó en su momento un monarca, a modo de guiño a un deporte que comenzaba a arraigar. El furor realista tuvo su época dorada con Alfonso XIII. Pero nada tiene que ver el color de la elástica con reyes o reinas. Ahí Junqueras se columpió.

La respuesta

Tanto, que el presidente del Espanyol, Joan Collet, invitó al diputado republicano a que aprendiera un poco de historia del club catalán. Junqueras demostró primero que es más del Barça que el soci número uno, y que como el club culé no lleva corona en su escudo, ni nada de real en su nomenclatura, está libre de todo pecado. «Comprendo perfectamente que, a pesar de tu condición de notable historiador, el ámbito del fútbol no sea precisamente una especialidad que domines tanto como otros ámbitos de la historia», le envió de esta guisa un recado Collet, quien también le conminó a repasar en profundidad los logros del club periquito, fundado en 1900. Y puntualizó que fue en 1910 cuando se decidieron los tonos de la camiseta del Espanyol, el blanco y el azul, correspondientes al blasón de Roger de Llúria, almirante de la corona catalanoaragonesa. Pero antes los periquitos debutaron con el amarillo en su equipación, pues las telas de las que disponían en sus comienzos eran de este color. Collet remató su carta abierta a Junqueras con el año 1912, en el que Alfonso XIII distinguió al club de Sarrià con su título.

La polémica trascendió tanto que el presidente del club barcelonés y el político de ERC cruzaron varios tuits calientes sobre el tema, con la masa social de los periquitos rugiendo en las redes sociales. Finalmente, tras las explicaciones de Collet el propio Junqueras reculó y aceptó la invitación para visitar el campo de Cornellà y conocer mejor al Espanyol. Junqueras, en uno de los tuit reconoció solapadamente el error, afirmando que «estaré encantado de aceptar su invitación, señor Collet. Escuchar y aprender es irrenunciable. ¡Gracias!», concluyó. Ahora, solo falta poner la fecha para un encuentro que lime asperezas.

¿Por qué hay en España tantos clubes de fútbol con la denominación «real»? Ante todo porque el patrocinio de la monarquía suponía elevar el caché ante la masa social y los seguidores. Además, colocar una corona sobre el escudo otorgaba poderío al equipo, intimidaba al contrario. Así ocurrió con los dos equipos gallegos más laureados, con el Zaragoza, el Sporting de Gijón, la Real Sociedad, el Betis, el Mallorca, el Real Madrid y un largo etcétera. El fútbol era un deporte recién importado de Inglaterra. La llegada de británicos, especialmente a los puertos del norte de España, hizo que el balompié tomara impulso. Racing, Sporting o Deportivo no son más que un mismo nombre para designar un juego colectivo que tendría gran proyección. La varita mágica de la monarquía le aseguraba con su bautizo la categoría y el respaldo de quien en ese momento de la historia del país tenía la sartén por el mango. La concesión real no tenía otra contrapartida que hacer socio de honor al rey, pero reportaba algo más: rango. Muchos equipos la adoptaron más allá de su fundación. Como todo, fue también una moda más que cesó tras la marcha del bisabuelo de Felipe VI al exilio.

Junqueras, en su desesperación programática hacia la independencia y de señalar cuáles son los buenos y los malos catalanes, ha olvidado cotejar documentos. De nada vale que haya estudiado Historia en la facultad. Quizá lo suyo no sea el fútbol. ¿Serán los castellers estudiados por Junqueras por su etimología cercana a Castilla? Que Oriol vaya repasando.