Los radicales de la CUP anuncian su apoyo a Mas al día siguiente de atacarlo

Cristian Reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

Andreu Dalmau | efe

Mantienen su rechazo al presidente catalán, pero le prometen su voto si avanza hacia la independencia

20 ago 2015 . Actualizado a las 22:06 h.

Un día después de atizar con fuerza a Artur Mas y de acusarlo de haber «chantajeado» al soberanismo para salvar a Convergència, el cabeza de lista de CUP, Antonio Baños, tendió ayer la mano a Junts pel Sí para sumar esfuerzos tras las elecciones del 27S e iniciar la «ruptura» con España. La Coordinadora de Unidad Popular (CUP), una formación anticapitalista, asamblearia y que propugna la secesión no solo de Cataluña sino también de Valencia, Baleares y la Cataluña francesa, lo que se conoce como los Països catalans, tiene en la actualidad tres diputados. En otras circunstancias, su concurso podría resultar irrelevante. Sin embargo, en esta ocasión la mayoría absoluta podría estar en sus manos.

Ninguna de las encuestas publicadas desde que en julio Convergència, Esquerra y las plataformas civiles decidieron concurrir juntos concede la mayoría absoluta a la lista de Mas. En todas ellas, Junts pel Sí necesitaría al independentismo alternativo para alcanzar los 68 diputados (sobre 135) a los que aspira para poner en marcha la fase final del proceso secesionista. De ahí, que el papel de la CUP se antoja clave en el día después de las elecciones, si Mas gana pero no arrasa. Hasta la fecha, la CUP siempre se había mostrado inflexible en su negativa a apoyar a Mas, pero ayer lo contemplaron por primera vez. Si es por la independencia están dispuestos a tragarse los sapos que haga falta, vino a decir Baños en una entrevista en TV-3. «Mas no es un nombre que nos guste como presidente», dijo, pero si los votos de la CUP son necesarios para formar una mayoría independentista, la formación anticapitalista estará en la mesa de negociación, como ha estado esta legislatura en todos los asuntos identitarios.

La CUP utiliza un discurso radical y alternativo en la oratoria -su diputado, David Fernández, se hizo célebre por amenazar a Rodrigo Rato con lanzarle una sandalia en el Parlamento catalán-, aunque en la práctica la formación independentista ha resultado menos combativa de lo que se le presumía y en ocasiones ha apoyado más al Gobierno catalán que Esquerra, que era el socio de Convergència en la legislatura. La CUP avaló antes que nadie el sucedáneo de consulta del 9N, lo que forzó a ERC a asumirla, y fue sonado el famoso abrazo entre David Fernández y Artur Mas al final de la jornada del 9N. Un gesto que simbolizó la unidad entre el independentismo burgués y de derechas de Mas y el revolucionario de la CUP, y que ya anticipó lo que puede pasar a partir del día siguiente del 27S, si el independentismo -con sus dos listas- suma la mayoría absoluta.

Romeva zanja la polémica

A las puertas del inicio de la campaña y a poco más de un mes de las elecciones, el soberanismo trata de enviar un mensaje de unidad tras las desavenencias internas de los últimos días. El número uno de la lista, Raül Romeva, se esforzó en disipar todas las dudas y confirmó que el candidato a la Presidencia de la Generalitat de la candidatura independentista es Artur Mas, que va en cuarto lugar. Romeva, en el ojo del huracán, porque en un mes ha cuestionado hasta dos veces que Mas sea el presidenciable, intentó zanjar el debate, en el que Oriol Junqueras también ha participado para añadir confusión: «Hay un acuerdo entre CDC y ERC que dice que Mas será presidente», dijo Romeva, siempre que Junts pel Sí obtenga la mayoría absoluta. Para Romeva, «hay una voluntad de poner sobre la mesa contradicciones que no existen, pues se quiere centrar todo esto en la figura de Mas y decir que es una persona que ha perdido el juicio y que todos los demás somos tontos».

El Gobierno catalán también dio por cerrado el debate. «No hay duda» de que el presidente será Artur Mas, afirmó la vicepresidenta de la Generalitat, Neus Munté. La portavoz del Ejecutivo catalán dio a entender, además, que el dirigente convergente no participará en la manifestación de la Diada que la ANC y Ómnium han organizado para reclamar la independencia. La Diada de este año coincidirá con el arranque de la campaña electoral del 27S.