El nuevo estilo abre una brecha generacional en el partido

G. B. MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

En el partido parecen convivir ahora dos generaciones distintas: una que encarna el futuro, perfectamente integrada en lo digital, empeñada en una imagen descorbatada; y otra más clásica y casi en retirada, a la que le cuesta renunciar a la corbata y que parece aceptar muy mal este plan renove a merced de la militancia

11 jul 2015 . Actualizado a las 13:47 h.

Renovarse en todo, pero sin dar la impresión de que lo hace a remolque de la irrupción de Podemos y Ciudadanos. Ese parece ser el reto del PP de aquí a las elecciones generales. La consecuencia de tanta renovación formal, de tanta integración en las redes y tanto discurso nuevo, como el de las primarias, es que en el partido parecen convivir ahora, no sin alguna dificultad, dos generaciones distintas: una que encarna el futuro, perfectamente integrada en lo digital, empeñada en una imagen descorbatada y en la participación directa de la militancia, y otra más clásica y casi en retirada, que pone cara de entender todo esto de las redes, pero que en realidad no se entera de casi nada, a la que le cuesta renunciar a la corbata y que parece aceptar muy mal este plan renove a merced de la militancia. El equipo de Pablo Casado, responsable de Comunicación, ha impuesto un estilo formal muy la americana, con intervenciones brevísimas, sin papeles y con el orador puesto de pie, con el que no todos parecían sentirse cómodos. También había ayer diversidad de opiniones en torno al nuevo logotipo. Unos lo ensalzaban como un gran acierto, pero otros dejaban ver con sus gestos que no eran muy partidarios del diseño minimalista y en círculo, algo que ha hecho que muchos fuera del PP lo consideren inspirado en el de Podemos. Al margen de los esfuerzos del partido por la renovación en las formas, el cambio se apreciaba en los pequeños detalles. Por ejemplo, en el hecho de que cuando la nueva presidenta de Madrid, Cristina Cifuentes, llegaba a la conferencia acompañada de Soraya Sáenz de Santamaría, toda la prensa se acercara para hacer un corro con Cifuentes y dejara sola a la vicepresidenta del Gobierno. Pero las novedades no afectaban solo a las formas. Cristina Cifuentes, convertida por deseo de Rajoy en una de las protagonistas principales de la cita, animó a los populares a «desmontar el mito de que la izquierda hace la política social» y a demostrar que quienes «de verdad» la hace es el PP. Y reconoció también que, aunque durante los últimos años el PP ha tenido muchísimos aciertos, ha tenido también algunos errores. Todo un reto para un partido en el que, hasta ahora, no existía la autocrítica.