Rato instala al PP en la depresión

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

BENITO ORDÓÑEZ

El pánico se apodera de algunos dirigentes, que opinan que la detención del exvicepresidente ha destrozado la campaña y no hay tiempo de recuperarse

26 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La preocupación de los barones del PP por los efectos que puedan tener los escándalos de corrupción en el resultado de las elecciones autonómicas y municipales era grande desde hace tiempo. Pero la detención de Rodrigo Rato y las graves acusaciones que pesan sobre él han sumido al partido directamente en el pánico y la depresión. Dirigentes populares reconocen en privado que este caso ha destrozado sus esperanzas de remontar durante la campaña electoral las adversas perspectivas que dibujan los sondeos. Y creen que, por más que se intente presentar el caso como una muestra de que el Gobierno actúa con firmeza contra todos los defraudadores, la imagen de Rato entrando en un coche policial agarrado del cogote destroza el trabajo realizado en los últimos meses para recuperar la confianza ciudadana.

Descoordinación

El mazazo de Rato ha abierto además una guerra de nervios interna en la que miembros del partido cargan contra la gestión que ha hecho el Gobierno de este asunto. Al margen del daño que provoca el que un referente histórico del PP sea detenido, consideran especialmente perjudicial la imagen de descontrol y falta de coordinación. Y añaden que el mensaje de Rajoy asegurando que se enteró casi en directo de una detención, conocida de antemano por el ministro de Hacienda, solo consigue socavar el liderazgo del líder del PP.

Pese a las explicaciones oficiales, las circunstancias del arresto de Rato son tan enrevesadas que nadie en el partido tiene claro quién la filtró a la prensa para que fuera retransmitida en directo ni con qué intereses. Aunque casi nadie da crédito a la hipótesis de que el objetivo sea debilitar a Rajoy, muchos creen que en el Gobierno ha habido una guerra interna en torno a este asunto, al menos entre los ministros Montoro y De Guindos.

Feijoo pide prudencia

Otros dirigentes, como el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, tratan sin embargo de mantener la calma y no verse arrastrados por esta crisis. Feijoo considera por ejemplo precipitado que desde el PP algunos se lanzaran a cargar contra Rato de forma despiadada para tratar de no verse afectados por su caída sin que se conocieran siquiera las acusaciones concretas que pesan sobre él.

Pero el daño ya está hecho. Se da por seguro que los próximos sondeos sobre intención de voto en las autonómicas y municipales que se realicen después de la detención de Rato serán catastróficos para el PP. Y la mayoría cree que ya no hay tiempo de recuperarse de semejante golpe. A lo sumo, de salvar los muebles si se hace una buena campaña y no se cometen más errores. Pero se teme una fuga masiva de votantes hacia Ciudadanos.

En medio de ese estado de desánimo, algunos candidatos han decidido hacer la campaña por su cuenta, al margen de la directrices de Génova. Entre estos últimos se encuentra una vez más Esperanza Aguirre, que ha reclutado para su campaña hacia la alcaldía de Madrid al expresidente del Gobierno José María Aznar.

Aguirre recluta a la vieja guardia

La lideresa, que lleva tiempo tratando de convencer a sus compañeros del partido de la necesidad de recuperar la figura y el discurso duro de Aznar ante la debilidad que achaca a Rajoy en asuntos como el desafío catalán, el fin de ETA o la oposición a Podemos, ha confirmado ya que Aznar participará junto a ella en un acto en Madrid el próximo día 13 de mayo.

Aguirre pretende contar también con figuras destacadas del sector más duro y afín a Aznar como la ex líder del PP vasco María San Gil. E incluso desveló que su eterno enemigo interno, Alberto Ruiz-Gallardón, se ha ofrecido parta presentarla en algún «desayuno o comida o coloquio». Sería la primera vez que Gallardón, que salió del Gobierno muy dolido con Rajoy, participara en un acto político. Y sería sintomático que lo hiciera junto a la mayor enemiga del presidente.

Pero no solo Aguirre reclama que el PP vuelva a sus esencias más conservadoras. Otros, incluso no tan alejados de Rajoy, respaldan que se dé más protagonismo a Aznar para recuperar al electorado más conservador, decepcionado entre otras cosas con la renuncia a reformar integralmente la ley del aborto.

Solo La Rioja y Castilla y León se dan por ganadas y preocupan mucho Madrid y Valencia

En los cuarteles de Génova, los números dicen que van a ganar las elecciones municipales y las autonómicas en número de votos y también en concejales. Pero ese dato, que desde el PP y desde el Gobierno repiten con insistencia, no consuela a nadie. Saben perfectamente que el resultado no se va a medir en esos términos, y que lo que contará será si el PP conserva o no las autonomías en las que gobierna. Y, ahí, las cosas no pintan bien, sobre todo porque las encuestas indican que podrían perder dos plazas emblemáticas como son Madrid y Comunidad Valenciana pese a ser el más votado. Tanto las dos comunidades como las dos alcaldías de las capitales podrían quedar en manos de una alianza de partidos de izquierda, incluyendo a Podemos o las plataformas en las que este partido se integrará. Otro tanto podría ocurrir en Baleares y Cantabria, actualmente gobernadas por el PP, en donde, pese a ser la fuerza más votada, no alcanzaría la mayoría absoluta. E incluso en la Región de Murcia, donde el PP ha obtenido tradicionalmente triunfos muy holgados, podría perder la mayoría absoluta.

Otras plazas en las que la aritmética parlamentaria podría jugar en contra del PP, aunque aún lucha por conservarlas pese a un fuerte descenso, serían Extremadura y Aragón, que podría gobernar con pactos con otras fuerzas. Las únicas autonomías que se consideran aseguradas sin pactos son Castilla y León y La Rioja, aunque en Génova se da casi por seguro que María Dolores de Cospedal podrá seguir gobernando en Castilla-La Mancha, y se sueña con conquistar Asturias. En el cómputo de voto, el PP ganaría en 9 de las 13 comunidades, aunque se da por descontado que tras el 24 de mayo habrá una enorme pérdida de poder autonómico y también municipal.