Condenada a 30 años la etarra Idoia Martínez por asesinar a un militar en 1994

EFE

ESPAÑA

Colocaron una bomba lapa en su coche cuando conducía por Extramadura

27 ene 2015 . Actualizado a las 04:45 h.

La Audiencia Nacional ha condenado a 30 años y 3 meses de cárcel a la etarra Idoia Martínez García, alias «Alba», como autora del asesinato en 1994 del teniente del Ejército Miguel Peralta Utrera al estallar la bomba lapa que colocaron en su coche cuando conducía por la autovía de Extremadura (A-5). En su sentencia, los magistrados de la sección segunda de la Sala de lo Penal -Ángel Luis Hurtado (ponente) y Julio de Diego- consideran probado que fue Idoia Martínez, «Alba», quien se encargó de colocar la bomba lapa en los bajos del vehículo de Utrera, por lo que, además de a la pena de cárcel, la condenan a indemnizar con 500.000 euros a los herederos del teniente asesinado. Discrepa de esta conclusión el tercer magistrado que componía el tribunal que juzgó este atentado, José Ricardo de Prada, quien ha emitido un voto particular contrario a la opinión de sus compañeros al considerar que no hay pruebas suficientes para condenarla. La principal prueba que esgrime la Sala contra ella son las declaraciones prestadas en sede policial del etarra Mikel Azurmendi Peñagaricano (condenado a 36 años por este atentado), quien situó a Idoia Martínez en el comando Madrid y afirmó que fue quién colocó la bomba lapa. Malos tratos Sin embargo en el juicio, Azurmendi negó haber hecho estas declaraciones y alegó haber sufrido malos tratos por parte de la Guardia Civil durante su detención, negación a la que la Sala no da crédito al constatar que nunca denunció esos malos tratos. Para corroborar las declaraciones de Azurmendi, los magistrados tienen en cuenta que en un piso franco de ese comando fueron halladas huellas dactilares de la acusada, lo que la posicionaría ya sin lugar a dudas en el comando Madrid. Por todo ello consideran «razonable» concluir que Idoia Martínez integraba ese comando Madrid y que ETA la envió a la capital para la realización de unas funciones, que pese a que ella no quiso precisar en el juicio de qué se trataba, «la experiencia nos enseña que nadie ajeno a un comando interviene en acciones violentas que este ejecute, de no formar parte de él». Padre de cuatro hijos La sentencia declara así probado que, el 23 de mayo de 1994, fue «la propia Idoia Martínez» la que se encargó de colocar la bomba-lapa, compuesta por dos kilos de amosal y pentrita, en el vehículo en el que el teniente del Ejército se desplazaba habitualmente, un SEAT 124. Ese mismo día, sobre las 8 horas, Utrera cogió su coche para trasladarse desde su domicilio, en la calle Lineo de Madrid, hasta el cuartel de Ingenieros, donde prestaba sus servicios, siendo acompañado en un primer momento por una de sus hijas, hasta que la dejó en su colegio. «Reanudada la marcha, y siendo las 8,40 horas aproximadamente, cuando circulaba a la altura del Km 6 de la carretera de N-V, entró en funcionamiento el dispositivo de activación del artefacto, haciendo explosión el mismo, que causó la muerte instantánea del militar, de 48 años de edad, quien dejó viuda y cuatro hijos en edad escolar». Tras colocar la bomba, la acusada huyó con otros dos etarras en un coche que ella había robado días antes en Madrid y que apareció el 1 de junio, después de la comisión de otro atentado, incendiado y con placas falsas. El tribunal no obstante absuelve a la acusada del delito de estragos porque en la sentencia en la que resultó condenado Azurmendi se descartó ya ese delito. La condena es por tanto por un delito de atentado terrorista con resultado de muerte (26 años), dos delitos de lesiones (cuatro años) y otro de robo de vehículo (tres meses). Martínez García, extraditada desde Francia en 2003 tras ser detenida en 1997, ya ha sido condenada en España a 32 años de cárcel por robar sus armas a dos policías municipales de Madrid en agosto de 1994 y por los delitos de depósito de armas y tenencia de explosivos.EFE