Felipe VI recuerda a la cúpula de los ejércitos que «mandar es servir»

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

El rey, en su primera celebración de la Pascua Militar, ha recuperado el vistoso protocolo castrense de este acto en el Palacio Real.
El rey, en su primera celebración de la Pascua Militar, ha recuperado el vistoso protocolo castrense de este acto en el Palacio Real. J. Martin < / span>efe< / span>

El monarca respalda la «racionalización» de las estructuras del Ejército

07 ene 2015 . Actualizado a las 08:11 h.

«Mandar es servir, y no habrá día en el que deje de recordar este principio». Felipe VI es consciente de que en una España en pleno proceso de cambio de los usos políticos, y quién sabe si de sistema, cada uno de sus discursos es escrutado con lupa. Ayer, en su primera intervención ante la cúpula militar como jefe de todos los ejércitos, el nuevo monarca quiso dejar sentada con esta frase, en la que pone su voluntad de contribuir a la solución de los problemas del país por encima de la potestad de mando que le otorga la Constitución, su determinación de inaugurar un tiempo distinto para la nueva monarquía española que encarna.

Tal como hizo en su mensaje navideño, don Felipe conjugó durante su discurso de la Pascua Militar su preocupación por los graves problemas que afronta el país con el optimismo en cuanto al futuro de la nación. El nuevo rey rindió en su estreno como máximo responsable de las fuerzas armadas un tributo a su padre en el que expresó el «homenaje de gratitud y respeto» que merece el anterior jefe del Estado por su contribución a la instauración de la democracia durante cuatro décadas de reinado en las que, como mando supremo de las Fuerzas Armadas, vivió «con intensidad la extraordinaria transformación de la institución militar, siempre con el objetivo de prestar el mejor servicio a España».

Consciente del impacto que, al igual que en el resto del país, está provocando la crisis en el estamento militar, respaldó la reducción del presupuesto militar y la «racionalización de las estructuras y la simplificación de la organización», al tiempo que alabó la capacidad del Ejército para «administrar los recursos de la forma más eficaz posible» sin menoscabar las «capacidades operativas». El rey quiso reforzar también sus vínculos con Defensa recordando los más de 30 años que lleva vinculado a las Fuerzas Armadas, en donde ha vivido momentos «emotivos y entrañables» durante su participación en diferentes misiones.

«Siento el honor y la responsabilidad enormes que suponen ser vuestro mando supremo», destacó el monarca en una medida intervención en la que se declaró «testigo directo» del «permanente proceso de adaptación de los ejércitos», y también orgulloso de que España disponga de «unas Fuerzas Armadas modernas y equilibradas».

Tras unos años en los que la debilidad física del anterior jefe del Estado obligó a abreviar la liturgia castrense propia de la Pascua Militar, don Felipe quiso recuperar ayer, a pesar de la obligada austeridad a la que obliga la crisis, el esplendor propio de este tipo de ceremonias. Durante el acto, la Guardia Real rindió honores al rey con la interpretación de la versión más extensa del himno nacional y la tradicional salva de 21 cañonazos. Tras ello, don Felipe pasó revista por primera vez a las tropas como nuevo jefe del Estado, algo que no había podido hacer don Juan Carlos en los últimos años.