Ni tanto ni tan calvo

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

La recuperación de la que habla Rajoy se palpa en las grandes cifras, pero no se percibe en las calles

27 dic 2014 . Actualizado a las 13:48 h.

Dice Rajoy que «la crisis es historia» y que el 2015 será el año del «despegue económico definitivo». A priori, parece mucho decir. Es cierto que en el 2014, como dice el presidente, «las cosas han ido mejor». Se acaba un año en que las grandes cifras han mejorado, sí, pero la recuperación todavía no se palpa en la calle.

Razones hay para mirar al 2015 con cierto optimismo. Pero, sin grandes alharacas. Con una losa de 5,4 millones de parados al cuello no hay resquicio para la autocomplacencia.

El desplome del petróleo, que cotiza en los niveles más bajos de los últimos cinco años, la depreciación del euro, y la balsa de aceite en la que ha navegado la prima de riesgo a largo de todo el año, seguirán soplando de cola en los próximos meses.

El crudo se ha convertido en el mejor aliado en esta segunda mitad del año. En junio se pagaba a más de cien dólares y ahora está a 60. Calculan los expertos que, de mantenerse en esos niveles, España se ahorrará unos 6.000 millones en la factura energética. Habla el ministro De Guindos de un impacto de 10.000 millones de euros, y asegura que la caída en picado del oro negro añadirá al PIB español entre medio punto y un punto en los próximos cuatro o seis trimestres.

Exportaciones y turismo

Mientras, la pérdida de fuelle del euro le viene al país que ni pintada para revitalizar las exportaciones fuera de la zona euro. También como reclamo para el turismo.

Lo mismo que la caída de los intereses de la deuda. Cuando, en julio del 2012, el presidente del BCE, Mario Draghi pronunció su ya archifamoso: «Haremos todo lo que sea necesario para preservar el euro», los inversores le exigían a España un rendimiento del 7 % para confiarle su dinero. Hoy le piden alrededor del 1,7 %. Detrás de ese descenso, y por mucho que el Gobierno de Rajoy se empeñe en colgarse la medalla, sigue estando Draghi, que no para de tomar medidas para encarrilar la recuperación de la eurozona. Si fuera solo mérito de España, la deuda italiana no tendría por qué haber seguido la misma senda. Y lo ha hecho.

Una bendición para las arcas

Sea como fuere, toda una bendición para las arcas del Estado, que, cuando acabe el año, se habrá ahorrado 5.000 millones de euros en intereses. A los que hay que sumar los 3.000 del 2013. Y, eso no es todo, las cuentas del 2015 se han edificado, entre otras cosas, sobre la base de que el Tesoro tendrá que recompensar a los inversores con un rendimiento medio del 2,6 %, una cifra muy superior a la que se paga ahora en los mercados. Eso podría liberar otros 1.400 millones en el 2015.

Con esos mimbres, y menos presiones de Bruselas para embridar el déficit, la economía española, como dice Rajoy, será el año que viene la que más crezca entre las grandes de la zona euro. En torno a un 2 %, según la mayoría de los analistas y el propio Gobierno.

Eso si las cosas no se tuercen. Porque de lo que no habló ayer Rajoy es de los riesgos que acechan al crecimiento. Los hurtó de su discurso. Pero, los hay. Y el batacazo que sufrieron las bolsas a principios de mes los delatan. Preocupa Rusia, muy afectada por la caída del petróleo. Y Grecia, donde las aguas, como ya es costumbre, andan revueltas. Huele a elecciones anticipadas y los radicales de izquierda de Syriza, que no comulgan precisamente con las ruedas de molino de la troika, son favoritos den las encuestas.

Año de elecciones

Es año electoral también en casa, y el auge de Podemos es un foco de inquietud para los inversores.

Pero, la palma de los riesgos se lo lleva el estancamiento de la eurozona, donde la recuperación no acaba de cuajar. A España no le pueden ir las cosas sobre ruedas si sus socios no crecen. Así de simple.

Con todo, el principal problema al que se enfrenta el país es el de una tasa de paro sonrojante. La más alta de Europa. Solo Grecia está peor. Con casi un cuarto de la población activa sin trabajo, no se puede cantar victoria. Por mucho que se crezca más que nadie.

Y, no solo eso, aunque se cree empleo, que se creará -dice Rajoy que más que cualquier otro sitio de Europa-, los sueldos están como están. En España tener un empleo ya no es garantía contra la pobreza. Sin dinero, no hay consumo. Y, sin consumo no hay recuperación que valga. Se mire por donde se mire.