«De economía algo sé, soy profesor», afirma Pedro Sánchez para alejarse de Zapatero

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA / LA VOZ

ESPAÑA

El líder del PSOE dice en A Coruña ante 500 personas que «la Constitución del 78 vale, pero tiene que ser renovada»

16 dic 2014 . Actualizado a las 11:14 h.

Pedro Sánchez no necesitará aquellos cursos de economía que le ofrecieron a José Luis Rodríguez Zapatero cuando llegó a la presidencia. «Soy profesor (de economía), algo sé», dijo el secretario general del PSOE ante cerca de 500 simpatizantes, que acudieron al salón de actos de Palexco, en A Coruña, para asistir a su primera visita a Galicia desde que llegó al cargo y hacerle preguntas. En total le hicieron 18, que contestaron entre él mismo, Xosé Ramón Gómez Besteiro, líder del PSdeG, y la candidata a la alcaldía coruñesa, Mar Barcón.

Sánchez presumió de conocimientos económicos cuando Miguel, un militante coruñés, le preguntó si pensaba abandonar las «políticas socialdemócratas pactistas» y apostar por un modelo más socialista, «con banca pública» por ejemplo. Sánchez evitó entrar en demasiados detalles, pero subrayó que el PSOE debe ser capaz de plantear «una política económica alternativa al PP». Poco después aseguró que está «preocupado por la concentración de poder en la banca», que en su opinión dificulta la concesión de créditos, por lo que anunció, sin concretar más, que debe haber «algún tipo de intervención pública».

Pero la mayoría de las preguntas, y de las respuestas, rondaron el tema de la reforma de la Constitución. Sánchez reafirmó su apuesta por introducir cambios en ella: «Frente a un PP que dice que no se puede tocar y un Podemos que dice que no sirve. Creo que la Constitución de 1978 vale y debe ser renovada».

El líder socialista exigió a Rajoy que explique qué alternativa tiene a la reforma del texto. Recordó que muchas propuestas, como reducir el número de aforados o limitar a dos los mandatos del presidente, requerirán cambiar la Carta Magna. Insistió en que la reforma debe ser «para todos», fruto del acuerdo de los partidos, y «no es un fin en sí mismo, es una manera de reparar los consensos que están rotos».

Aunque reconocieron que para tocar la Constitución habrá que hablar con los populares, tanto él como Gómez Besteiro insistieron en que no habrá «una gran alianza con el PP». El líder del PSdeG comparó a ambos partidos con el agua y el aceite, mientras que Sánchez, tras un suspiro profundo y sonoro, pidió a la audiencia que recordase la oposición de Rajoy a Zapatero: «Le llamó de todo. Dijo que había traicionado la memoria de las víctimas terrorismo. Fueron desleales, crueles incluso en sus palabras. Si votamos no a Juncker en Bruselas como vamos a votar aquí a Rajoy».

No fue el único recado para el líder del PP, al que exigió firmeza contra la corrupción dentro de su partido. Él prometió que no le «temblará la mano» para echar del PSOE a quien sea preciso.

Sánchez se comprometió a poner en marcha un plan de 1.300 millones para reintegrar a los parados de larga duración mayores de 45 años, reiteró que derogarán la reforma laboral y las tasas judiciales, que pondrán en marcha una reestructuración de la deuda de familias y autónomos en riesgo de perder su vivienda o su negocio, «una propuesta del FMI, que no es precisamente sospechoso de comunismo, y que el PP ha rechazado»... y más.

Sánchez aprovechó la visita para reafirmar su confianza en Besteiro y en Barcón, que ocupaban la primera línea junto al alcalde de Culleredo, Julio Sacristán. Besteiro presumió de que los cuatro han sido elegidos en primarias, un indicador de las nuevas tendencias de la política española. Igual que una asamblea abierta a todos, a la que acudieron sobre todo mayores de 40 años, y en la que por falta de tiempo quedaron muchas preguntas sin responder. Sánchez prometió volver y contestarlas.