«Estamos en una situación imposible, porque lo que nos vendría bien para resolver el problema del funcionamiento del Estado autonómico va en sentido contrario de lo que podría permitir resolver el problema catalán», explica Blanco Valdés. Para mejorar lo que ya es un Estado federal de hecho hacen falta «más coordinación administrativa, más colaboración política, más claridad en el sistema de distribución de competencias y posiblemente más capacidad del Estado para actuar como elemento de cohesión social, política y territorial». Esto es justamente lo opuesto a lo que podría resolver el problema catalán, «establecer un sistema federal asimétrico con una posición claramente favorable a Cataluña, que hoy es absolutamente inadmisible por el resto de comunidades autónomas». Además, Blanco Valdés duda mucho de que eso sirviera para solucionar el problema catalán, puesto que los nacionalistas están ya por la independencia.
Muñoz Machado, catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad Complutense de Madrid y académico, que acaba de publicar Cataluña y las demás Españas, propone llevar a cabo una reforma del Estatuto catalán, que «permitiría satisfacer el derecho a decidir de los catalanes», y una reforma constitucional en paralelo, que votaría el pueblo español, «para que esa decisión fuera encajable en la Constitución». Admite que ahora mismo sería «bastante difícil realizarlo porque los ánimos están exacerbados, las pretensiones de los nacionalistas son de independencia y las actitudes de las partes parecen irreconciliables». Pero recalca que es «la única solución viable, dotar a Cataluña de un estatuto que la integre en el Estado, que reconozca sus particularidades y la ensamble bien en el conjunto de las demás Españas».