Génova empieza a considerar desmarcarse de la era Aznar

G. B. MAdrid / La Voz

ESPAÑA

23 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

A medida que avanzan las investigaciones en la Audiencia Nacional sobre la supuesta financiación irregular del PP y que van saliendo a la luz las irregularidades cometidas por Rodrigo Rato en Bankia, empieza a cundir en el PP el convencimiento de que será muy difícil superar estos episodios sin que algunos de los miembros de la anterior cúpula del partido asuman sus responsabilidades políticas, y quizá judiciales. Y empieza a cundir la teoría de que puede haber llegado el momento de desmarcarse de la anterior cúpula y dejar que cada uno se defienda como pueda. El problema en Génova es que, antes de dar cualquier paso en esta dirección, es necesario contar con el beneplácito de Mariano Rajoy. Entre otras cosas, porque el presidente del Gobierno coincidió en la cúpula del partido con todos los que ahora están siendo señalados por los jueces. Pero también porque, dado que Rajoy mantiene su táctica habitual ante cualquier problema, que es el silencio total, incluso de puertas adentro, y el no tomar ninguna decisión irreversible hasta que no sea estrictamente necesario, nadie sabe en realidad cuál es el camino que quiere tomar el líder del PP.

Hasta ahora, a lo más que han llegado en Génova, por razones obvias, es a desmarcarse por completo de Luis Bárcenas. En el caso de Rato, numerosos dirigentes regionales del PP llevan apuntando desde hace tiempo la necesidad de que el partido tome distancia con el ex presidente de Bankia, al que se consideraba una bomba de relojería, antes incluso de que estallara el escándalo de las tarjetas negras. Pero, una vez más, hasta que Rajoy dio claras muestras de desmarcarse de Rato, al adherirse la Abogacía del Estado a la petición de una elevadísima fianza para él, el PP no fue capaz de repudiar al ex vicepresidente del Gobierno. Ahora, son muchos en el PP los que consideran que hay que tomar la misma postura con Ángel Acebes. Alguien a quien, por más que continuara siendo secretario general del partido en la primera etapa de Rajoy, se considera un hombre de Aznar. El último paso de quienes opinan así en el partido sería marcar distancias con Aznar, dado que el ex jefe del Gobierno actúa por su cuenta y no ayuda precisamente a la defensa del PP en el caso Gürtel.