La independencia de Cataluña, una vía directa al empobrecimiento

Enrique Clemente Navarro
enrique clemente MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

La independencia, imposible legalmente, causaría una caída de alrededor del 25 % del PIB, paro galopante, más recortes y una probable quiebra financiera

19 oct 2014 . Actualizado a las 11:55 h.

Si Cataluña declarara unilateralmente su independencia supondría un desastre económico sin paliativos. Pero, aun en el caso impensable de que fuera pactada con el Estado y pudiera ingresar pronto en la UE, los efectos serían también muy adversos. «Económicamente sería una ruina, tendría muchos mayores costes que beneficios», afirma Ángel de la Fuente, investigador del CSIC y doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Pensilvania. «Los catalanes sufrirían un empobrecimiento brutal durante años», afirma Mikel Buesa, catedrático de Economía Aplicada de la Complutense de Madrid. «Si la independencia fuera mediante una declaración unilateral traumática, no pactada, el escenario sería intratable, se produciría una quiebra», afirma Antoni Zabalza, catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia.

¿Se puede independizar Cataluña legalmente?

La gran mayoría de los constitucionalistas consideran que con la Carta Magna vigente es imposible. El catedrático de Derecho Administrativo Santiago Muñoz Machado, que acaba de publicar Cataluña y las demás Españas, estima que ni siquiera reformándola sería factible. Solo cabría una declaración unilateral de independencia, al margen de la ley, que no sería reconocida internacionalmente y llevaría a un escenario político y económico desastroso.

¿Qué repercusiones tendría en el PIB y el paro de Cataluña?

A corto y medio plazo habría una caída muy fuerte del PIB. Buesa lo cuantifica en un 26,7 %. Si la independencia fuera pactada y Cataluña pudiera ingresar rápido en la UE, el descenso sería de un 8 % o 9 %, según De la Fuente. Hay que tener en cuenta que la caída del PIB español desde que empezó la crisis ha sido de un 7% y ha causado efectos devastadores. Se produciría un empobrecimiento inmediato de la población. Buesa estima que la renta per cápita de los catalanes se desplomaría al nivel de Chipre. El paro se dispararía. Buesa prevé un aumento de cerca de un 17 %. Además, los catalanes perderían el derecho a la libre circulación en la UE.

¿Supondría su salida de la Unión Europea?

Sí, de forma inmediata. Las autoridades comunitarias han sido contundentes. Pero también de todas las organizaciones internacionales, como las Naciones Unidas, la OMC y la OTAN. Esto sería, en palabras de De la Fuente, «un desastre económicamente». Como apunta Buesa, la admisión del nuevo Estado independiente «no es tan sencilla, no basta con pedirla», pueden pasar entre cinco o diez años en conseguirse. Aunque recuerda que la ONU no admite ningún nuevo socio en caso de secesión si no hay acuerdo con el Estado afectado, como sucede con Kosovo respecto a Serbia.

¿Cómo afectaría al comercio?

Supondría un gran impacto. Es el «efecto frontera», analizado en el caso de la partición de Checoslovaquia, que implica una significativa reducción de los flujos comerciales. Cataluña tendría que pagar elevados aranceles, lo que haría sus productos menos competitivos. Ahora más de la mitad de lo que vende Cataluña va a España, con un superávit comercial de 17.445 millones. Habría un descenso importante de sus exportaciones, que Clemente Polo, catedrático de Fundamentos del Análisis Económico, estima en el 50 %, lo que generaría el cierre de empresas y un paro galopante. Un estudio estimó que a corto plazo supondría una bajada del PIB catalán del 9 %, otros la rebajan al 2 %. El coste del boicot a sus productos sería menor, según De la Fuente.

¿Podría mantener el euro como moneda?

En un primer momento, el Gobierno catalán trataría de mantenerlo. Pero no podría emitir euros ni sus bancos contarían con el apoyo del BCE si necesita liquidez, por lo que «cualquier crisis financiera conduciría inevitablemente y de forma inmediata a la quiebra», señala Buesa. Como afirma Zabalza, «a la larga, tendría que adoptar una moneda propia». Buesa coincide en que sería lo más recomendable, pues permitiría afrontar mejor las crisis monetarias teniendo la posibilidad de devaluarla. Pero Zabalza advierte de que este sería un «escenario complicadísimo», ya que sus deudas estarían en euros y sus activos en la nueva moneda, que sufriría una gran devaluación. «Sería un desastre, que llevaría al colapso financiero, ya que su deuda cada día valdría más y no habría bancos que le prestaran», concluye. Además, los ahorradores tendrían la tentación de llevarse sus euros ante el temor de que en un momento dado no pudieran sacarlos de las entidades catalanas. Habría una fuga masiva de capitales.

¿Sería Cataluña viable económicamente?

Sí. Como destaca Zabalza, países más pequeños y con menor PIB lo son. Pero «la transición tendría unos costes muy grandes y deberían asumirse de forma inmediata, a corto plazo, mientras que los supuestos beneficios, que está por ver cuáles serían, son muy difusos y difíciles de cuantificar». Sería viable, según Buesa, pero con un gran empobrecimiento de los catalanes, que verían reducidos sus servicios públicos, la sanidad, la educación y las pensiones.

¿Podría pagar las pensiones?

Sería muy difícil hacer frente al pago de sus 1,6 millones de jubilados. Cataluña aporta ahora 4.500 millones menos a la seguridad social de lo que recibe del Estado. Tendría que cubrir el déficit con más impuestos y deuda. Algunos estudios estiman que las pensiones caerían más de un 5 % si fueran sufragadas por las cotizaciones de los catalanes. La pensión media bajaría 50 euros al mes.