El PP exige una investigación en el Parlamento catalán del caso Pujol

Ramón Gorriarán MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Tras la tibieza de Mas, Josep Rull promete la refundación de Convergència

28 jul 2014 . Actualizado a las 10:08 h.

Convergència Democrática de Catalunya ha decidido repudiar al padre. De las tibias palabras iniciales de Artur Mas de que la confesión de Jordi Pujol sobre su dinero negro era un asunto «privado, particular y familiar», el partido ha pasado a hablar de «refundación» de la organización y a la exigencia de «explicaciones» al expresidente ante los órganos directivos. El PP, entretanto, aprovechó el estado de shock de los convergentes para pedir una comisión de investigación en el Parlamento catalán sobre el dinero negro de Pujol.

Fue en 1974, en Montserrat, cuando el entonces joven nacionalista lideró la fundación de Convergència, una organización que se convirtió en partido en 1976 encabezado por Pujol y con Miquel Roca como segundo. En 1978 vino la coalición con Unió. Estas acreditadas credenciales históricas y sus 23 años, entre 1980 y 2003, al frente de la Generalitat de Cataluña no van a ser suficientes para evitar que Convergència reniegue de su presidente fundador. «Cataluña está por encima de cualquier persona, por muy importante que haya sido», sentenció el nuevo número dos del partido, Josep Rull, sustituto del dimitido Oriol Pujol, imputado por corrupción en el caso de las ITV.

El socio mayoritario de CiU atraviesa una crisis importante y la confesión de Pujol puede haber sido la puntilla, admiten dirigentes del partido que atribuyen la moderada reacción de Artur Mas a su posición institucional y a sus estrechos vínculos con el expresidente. Rull dejó muy claro en una intervención en la escuela de verano de las juventudes del partido que «la nueva dirección de Convergencia está decidida a refundar el partido». Aunque es «triste cerrar así» una etapa muy fructífera para el partido, prosiguió, hay que hacerlo.

El nacionalismo catalán ha perdido apoyos en las urnas a medida que profundizaba en el independentismo, como pudo comprobar CiU en las elecciones autonómicas del 2012, en las que perdió doce escaños respecto a los comicios del 2010, en los que se presentó sin un programa soberanista. Las encuestas posteriores aventuran un retroceso aún mayor y pude ser de dimensiones majestuosas por el impacto de la confesión de Jordi Pujol y las sombras de corrupción que sobrevuelan sobre su familia.

Convergencia, sin embargo, no se limita a la refundación. Quiere que su presidente fundador pase por el difícil trago de dar «explicaciones» al partido. «Nosotros pediremos que las dé», anunció el coordinador general de Convergència, un partido, dijo, que está sumido en «la tristeza y la decepción» por la conducta de su líder histórico.

Si los convergentes quieren que Pujol se explique en su casa política, el PP quiere que pase por el amargo trance de hacerlo ante el Parlamento de Cataluña. La presidenta de los populares catalanes, Alicia Sánchez-Camacho, reclamó una comisión de investigación en la Cámara autonómica para que comparezca el expresidente de la Generalitat porque debe unas explicaciones «al pueblo de Cataluña» por su «engaño histórico». Una demanda que si Esquerra Republicana no lo remedia tiene muchos visos de hacerse realidad, porque CiU en solitario, con sus 50 votos, no la podrá impedir. Los republicanos, de momento, callan.

Retirada de prerrogativas

Otro de los partidos del frente soberanista, Iniciativa per Catalunya, exigió que se retiren las prerrogativas que tiene Pujol como exgobernante porque ha demostrado «no ser merecedor» de ellas. El secretario general de Iniciativa, Josep Vendrell, consideró que es «evidente» que no puede ser tratado como «honorable sino todo lo contrario» alguien que esconde dinero negro en paraísos fiscales, y «si tiene dignidad» debería renunciar él sin que nadie se lo pida. Pujol cobra por ser expresidente de Cataluña en torno a 115.000 euros anuales -un expresidente del Gobierno de España percibe 80.000-, y dispone de una oficina de más de 400 metros en el céntrico Paseo de Gracia, de Barcelona, con cuatro ayudantes.

Pero más allá de los movimientos políticos, la situación judicial del expresidente puede complicarse más porque el seudosindicato Manos Limpias va a presentar hoy una denuncia en la Audiencia Nacional porque cree «es evidente que todo ese dinero no procede de una herencia».