Una sospechosa red de negocios vinculada a la Administración catalana

R. G. Madrid / Colpisa

ESPAÑA

27 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La de los Pujol y el dinero turbio es una historia que viene de lejos. De 1959 exactamente. En aquel año de oscuro franquismo, un juzgado de delitos monetarios se interesó por Florenci Pujol, jugador de bolsa, cambista de divisas e incipiente banquero, y una presunta evasión de dinero a Suiza. Florenci salió como pudo de aquel trance y con su socio, David Tennenbaum, compró la banca Dorca, de Olot, que sería el embrión de Banca Catalana, la entidad financiera que quebraría en 1982, pero que solo un año antes era el primer grupo bancario catalán. Jordi Pujol fue consejero de la entidad financiera y uno de los 18 directivos para los que la fiscalía pidió el procesamiento por apropiación indebida, maquinación para alterar el precio de las cosas y falsedad documental. Corría el año 1986 y Pujol ya era presidente de la Generalitat de Cataluña y líder absoluto de CiU. Convirtió la causa contra él en un ataque a Cataluña, acusó a «Madrid», y en particular a Felipe González, de organizar una persecución contra él por ser quien era. La Audiencia de Barcelona sobreseyó el caso.

El expresidente catalán se quejaba de ser «el político más investigado de este país, del derecho y del revés, y nunca me han encontrado nada», dijo en una entrevista. Una de las primeras advertencias que hizo a Artur Mas cuando le cedió todo el poder en Convergència fue que iba a ser investigado, fotografiado y seguido hasta la saciedad, y «todo los que puedas tener será mirado, remirado y registrado».

Durante su mandato era una comidilla en los círculos políticos no nacionalistas la famosa cuota del 3 % que supuestamente cobraban Pujol y su partido a las empresas a cambio de contratos y adjudicaciones de obras. El socialista Pasqual Maragall trasladó la maledicencia a sede parlamentaria en el 2005, aunque luego se retractaría.

Investigaciones policiales posteriores apuntaron en el mismo sentido, pero la comisión ya no era del 3 % sino del 4 %, del que el 2,5 % iba para Convergencia y el 1,5 % restante a la cartera de los dirigentes, entre ellos Pujol. El destape del caso Palau, a falta de una resolución judicial, así parece confirmarlo.

De acuerdo a las investigaciones de la policía, judicializadas en la Audiencia Nacional en el despacho de Pablo Ruz, Jordi Pujol tendría 165 millones de francos suizos, unos 137,8 millones de euros, en bancos de Suiza y Liechtenstein. El expresidente dice que es un dinero de una herencia de su padre para su mujer y sus siete hijos. Para la policía, son comisiones ilegales pagadas por empresarios. De momento, nadie está condenado, pero parece algo de familia, porque su esposa y sus hijos también tienen una relación conflictiva con el dinero y los negocios, la mayoría relacionados con la administración catalana, y dos -Jordi y Oriol- tienen causas abiertas en los tribunales por ello.

Jordi Pujol Ferrusola, nacido en 1958, es, según las presunciones de la policía, el cerebro de las operaciones financieras de la familia. Los investigadores detectaron que entre el 2004 y el 2012 movió 55 millones de euros en diversos paraísos fiscales.