Rubalcaba insta a Pedro Sánchez a cambiar el PSOE, pero manteniendo «los principios»

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

BENITO ORDOÑEZ

El hasta hoy secretario general de los socialistas abandonó el estrado al borde del llanto al ser despedido por el plenario con una larga ovación

26 jul 2014 . Actualizado a las 20:46 h.

Alfredo Pérez Rubalcaba ha pronunciado hoy el que seguramente sea uno de los discursos más difíciles de su vida. Después de 40 años como afiliado al PSOE, el secretario general saliente no solo se despide como líder de los socialistas en el congreso extraordinario del partido, sino que abandona la política para retornar a la universidad. «El PSOE no me debe nada, yo se lo debo todo al PSOE». Así concluyó su discurso, en medio de una larga ovación del plenario socialista, que le reconocía así el haberse hecho cargo del partido en uno de los momentos más difíciles de su historia.

Durante su emotiva intervención, el secretario general saliente afirmó que durante los últimos días ha pensado mucho «en las cosas que he hecho bien y las que he hecho mal». «En estas últimas pienso mucho más», precisó, porque la política «sigue siendo lo único que tienen muchos ciudadanos para sortear sus dificultades». Aseguró haber servido al partido y al país con todas sus fuerzas y garantizó que, aunque abandona «la primera línea de la política», nunca abandonará su «compromiso político». «Soy socialista y lo seré hasta el final de mis días», clamó en medio de un gran aplauso.

Rubalcaba se refirió también a la situación en Cataluña y reivindicó la propuesta de una España federal que siempre ha abanderado, asegurando que se trata de «la única vía posible para seguir conviviendo juntos». Reivindicó también el modelo de primarias puesto en marcha por el PSOE y auguró que todos los demás partidos acabarán haciendo primarias.

Advirtió a la nueva dirección que es necesario un cambio porque «sin cambiar el partido no despegamos», pero señaló también que eso «no es suficiente» y que el nuevo líder debe seguir poniendo en práctica «las propuestas que los españoles nos piden». Invitó también a mantener los principios del PSOE porque, aunque «los proyectos políticos se pueden adecuar» a las circunstancias, «los principios, no». Esos principios deben ser, a su juicio, los de «coherencia, trabajo, lealtad, honestidad y austeridad». Y advirtió a su sucesor de que «olvidar uno solo de estos principios trae muy malas consecuencias» porque «los españoles no lo perdonarán». «Y hacen bien», añadió.

Rubalcaba consideró que los socialistas deben ser «honestos y austeros» y subordinar «el interés del partido al de todos los ciudadanos». «Somos la izquierda que quiere gobernar y no se conforma con protestar en la calle cuando gobierna la derecha», añadió, en referencia a la aparición de nuevas fuerzas de izquierda como Podemos.

«Tienes mi apoyo total, incondicional. Ahora y siempre», le dijo a su sucesor, para borrar cualquier sombra de resquemor por la victoria del candidato que, aunque nunca lo ha dicho, no era su preferido en las primarias internas, en las que respaldaba la opción de Eduardo Madina, al que agradeció su participación en este proceso, al igual que a José Antonio Pérez Tapias, ya que sin su presencia el PSOE no habría podido demostrar que está dispuesto a cambiar y a hacer las cosas de otra manera.

Para concluir, hizo un repaso de su trayectoria en el PSOE en la que ha disfrutado, dijo, del «privilegio» de poder luchar por la igualdad y la libertad. Recordó que fue José María Maravall quien le dio su primera oportunidad al integrarlo en su equipo y agradeció también a Javier Solana que lo incorporara al Ministerio de Educación, a Felipe González por hacerle ministro, a Joaquín Almunia por llevarlo a la ejecutiva y a Zapatero por incorporarlo el Gobierno que, según dijo, más ha hecho por los derechos civiles y por la mujer. Un grupo de personas que le han servido como maestros, dijo, y que constituyen «el dream team» de la política. «No, perdón, la quinta del buitre», dijo, haciendo fe de su pasión madridista. El plenario le despidió con una larga ovación que emocionó al secretario general saliente hasta el borde del llanto.

Antes, la presidenta de la Junta de Andalucía y presidenta del congreso extraordinario, Susana Díaz, invitó a los socialistas a levantar la voz frente a la «España oficial». La poderosa líder de la federación andaluza, que algunos consideran como el poder en la sombra detrás del nuevo secretario general, Pedro Sánchez, se refirió veladamente al desafío soberanista planteado desde Cataluña y apostó por construir una España en la que «todos estén cómodos». «Queremos seguir estando juntos», señaló ante una representación de los socialistas catalanes.

Díaz agradeció a Rubalcaba el haber dirigido el partido «en un momento muy difícil y complicado» y dio la bienvenida a Pedro Sánchez, a quien le aguarda, según dijo «un camino difícil y apasionante» que recorrerá «con la mayor legitimidad» gracias al avala de haber sido elegido por todos los militantes.