Agraviados

Tino Novoa EN LA FRONTERA

ESPAÑA

24 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Todo cuanto contribuya a mejorar la información sobre las cuentas públicas es un sano ejercicio de transparencia que mejora la democracia. Saber cómo y dónde recauda el Estado nuestro dinero y cómo y dónde lo gasta siempre es bueno. Lo malo es cuando las cifras se utilizan de forma torticera y con fines interesados, que es lo que ha ocurrido hasta ahora con las balanzas fiscales. Son solo una herramienta más para ayudar a entender la realidad, pero no la única. No son la verdad revelada. Son solo una faceta más de una realidad poliédrica, compleja, y pretender reducir esta a una imagen fija es una vulgar manipulación para justificar posiciones políticas. Lo hizo la Generalitat para engordar la bola de la deriva soberanista y lo hace ahora el Gobierno justo para lo contrario, para tratar de frenarla. Las cifras, cifras son y lo que importa es la voluntad política con la que se usan, que es donde está el problema. Y ni el ocultismo ni el recurso al victimismo del club de los agraviados ayudará a resolverlo.