El cierre del caso Nóos irrumpe en los primeros días del reinado de Felipe VI

Melchor Sáiz-Pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

El juez Castro finalizará esta semana la instrucción del sumario en el que, muy probablemente, seguirá imputada la hermana del monarca

23 jun 2014 . Actualizado a las 12:35 h.

Felipe VI se enfrenta esta semana a su primer gran reto. José Castro, el juez encargado del sumario que desde hace dos años y medio «martiriza», en palabras de la propia Zarzuela, a la Corona, tiene previsto cerrar por fin, en los próximos días, la instrucción del caso Nóos. Y según todas las fuentes consultadas, la Casa del Rey no debe esperar buenas noticias. El magistrado pedirá que Cristina Federica de Borbón y Grecia y su marido, Iñaki Urdangarin, se sienten en el banquillo de los acusados.

La decisión, recogida en el auto de transformación en procedimiento abreviado que ya ultima el titular del Juzgado 3 de Palma de Mallorca, no tiene por qué ser definitiva. Previsiblemente será recurrida y deberá ser confirmada o revocada por la Audiencia Provincial palmesana. Pero vuelve a poner en el punto de mira a la hermana del ahora jefe del Estado.

Reducción de la familia real

La abdicación de Juan Carlos I solo ha tenido, en realidad, una consecuencia para este sumario: el caso Nóos ya nunca será el primer proceso judicial de la historia de España por el que se juzgue a dos miembros la Familia Real, reducida ahora a los cuatro Reyes, la Princesa de Asturias y la infanta Sofía.

La infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, apartados desde finales del 2011 de la actividad oficial de la Corona y borrados después de la página web de Zarzuela, no forman ya, a todos los efectos, parte de la institución, aunque sean familiares del Rey, como lo han sido durante todos estos años las hermanas de don Juan Carlos, Pilar y Margarita.

Está por ver que ese cambio sirva de cortafuegos para evitar que el escándalo salpique los primeros días o incluso los primeros meses del reinado de Felipe VI. Es cierto que, a diferencia de lo que ocurría con su padre, no hay dato alguno en los miles de folios del sumario que apunte a que el hasta ahora Príncipe de Asturias mediara en los negocios de los imputados. Pero eso no quita para que el ruido lo vaya a alcanzar de una u otra manera.

El juez Castro está seguro de poder sostener una acusación contra su hermana como cómplice o colaboradora necesaria en dos de los tres delitos fiscales que Anticorrupción y la Agencia Tributaria imputan a Urdangarin: los que cometió por su IRPF en el 2007 y el 2008. En síntesis, la considera elemento imprescindible en el engranaje que construyó su marido para defraudar a través de Aizoon, la inmobiliaria fantasma de la que son propietarios al 50 % los duques de Palma, supuestamente usada para camuflar al fisco ingresos millonarios.

Solo unos alquileres

Según Hacienda, en el 2007 Aizoon ingresó 645.453 euros y en el 2008 fueron 494.156, pero en realidad la única actividad de la empresa relacionada con su objeto social, el inmobiliario, fue la del alquiler de unos locales por un valor que ningún año superó los 30.000 euros.

El dinero que entraba en la empresa, siempre de acuerdo a la Agencia Tributaria, era en realidad el sueldo que Urdangarin recibía como consejero de las empresas Motorpress Ibérica, Aceros Bergara, Mixta África, Pernod Ricard, Havas Sports France y Seeliger y Conde.

Sin embargo, según la tesis del juez Castro, Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina endosaron esos ingresos a la inmobiliaria para pagar menos impuestos, pese a saber que ese dinero procedía de «servicios» que prestaba el duque con «carácter personalísimo». Nada que ver con la empresa de nombre griego que, a la postre, se va a convertir en el primer quebradero del nuevo Jefe del Estado.