Un histórico abrazo de rey a rey que simboliza la sucesión

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Don Juan Carlos cedió su silla a su hijo, el nuevo monarca Felipe VI, después de firmar en el Palacio Real la ley por la que abdica la Corona. SIGUE AQUÍ TODA LA INFORMACIÓN SOBRE LA ABDICACIÓN

19 jun 2014 . Actualizado a las 09:49 h.

Fue un abrazo emocionado que simbolizó el fin de 39 años de reinado y la apertura de una nueva etapa para la monarquía parlamentaria en España. Apenas duró unos segundos, pero el gesto histórico, cargado de simbolismo, que don Juan Carlos dedicó al nuevo rey Felipe VI inmediatamente después de sancionar con su firma la ley de abdicación, ilustró mejor que ningún discurso la continuidad dinástica en la sucesión al trono, que se completará hoy con la proclamación en el Congreso del hasta ayer príncipe de Asturias como nuevo rey de España.

Poco antes de las seis de la tarde, don Juan Carlos llegaba al Palacio Real recibiendo por última vez honores de jefe de Estado. A su entrada al Salón de Columnas, los más de 160 invitados le dedicaron un aplauso, al que respondió saludando con la mano antes de que sonara el himno nacional. Su rostro traslucía ya en ese momento una profunda emoción.

Jaime Pérez Renovales, subsecretario de la Presidencia, fue el encargado de dar lectura al texto de la ley de abdicación, que don Juan Carlos escuchó con gesto sereno y pensativo, mientras el nuevo rey Felipe VI trataba de calmar sus nervios dedicando miradas de complicidad y de cariño a sus hijas, doña Leonor y doña Sofía, a las que la nueva reina doña Letizia indicaba con gestos discretos cuál debía ser la posición de sus manos.

Saludo de doña Sofía

Después de que don Juan Carlos rubricara la ley sobre la conocida como mesa de las esfinges, la misma que se utilizó en 1985 para firmar el tratado de adhesión de España a las Comunidades Europeas, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, refrendó también el texto con su firma. El rey saludó entonces al jefe del Ejecutivo, fue recibido con un beso por la reina Sofía y, después, se acercó a don Felipe, al que dio un abrazo que este contestó con un beso emocionado y al que cedió simbólicamente la silla que había ocupado hasta ese momento. Luego, fue la reina Sofía quien besó a don Felipe en medio de un larguísimo aplauso de los asistentes, al que don Juan Carlos correspondió con muestras de agradecimiento y emoción. Cuando las infantas doña Leonor y doña Sofía se acercaron a abrazar también a saludarle, don Juan Carlos perdió por un momento el equilibrio y quedó sentado sobre el sillón, del que se levantó sin mayores problemas con la ayuda de don Felipe.

Sonó entonces el himno nacional, con todos los asistentes puestos en pie. A su término, el grupo familiar abandonó el acto. Y, dado que la abdicación no entraba en vigor hasta la medianoche, con su publicación en el BOE, era el rey quien encabezaba la marcha. A partir de hoy, el protocolo establecerá que ese privilegio recaerá siempre en el nuevo rey Felipe VI.

Fue un acto solemne, pero muy alejado de la tensión y rigidez que marcaron la ceremonia celebrada en mayo de 1977, en la que don Juan de Borbón cedió sus derechos dinásticos a su hijo don Juan Carlos, que ya había sido coronado rey en en las Cortes españolas en noviembre de 1975. «Ofrezco a mi patria la renuncia de los derechos históricos de la monarquía española, sus títulos privilegios y la jefatura de la Casa Real española que recibí de mi padre Alfonso XIII», afirmó entonces el conde Barcelona, que concluyó su discurso con el célebre «majestad, por España, todo por España. Viva España. Viva el rey», y dando un taconazo. Reconocía así definitiva y formalmente la voluntad de Francisco Franco de convertir en rey a su hijo, excluyéndole a él de la línea sucesoria.

Ayer, no fueron necesarios discursos ni gestos tan explícitos. Bastó que don Juan Carlos abrazara a su hijo y le cediera el sitio, para poner fin a un reinado de 39 años, transmitir esos mismos derechos dinásticos y dar paso al reinado de Felipe VI. Padre e hijo aparecerán hoy todavía juntos en el balcón del Palacio Real junto a doña Sofía y la reina Letizia para saludar tras la proclamación a los congregados en la plaza de Oriente. Pero a partir de entonces el rey saliente dará un paso atrás para que todo el protagonismo recaiga en el nuevo rey. Don Juan Carlos ni siquiera asistirá a la recepción que Felipe VI ofrecerá en el Palacio Real.

Además de los nuevos reyes don Felipe y doña Letizia, fueron testigos del hecho histórico que supone la primera abdicación de un rey español en democracia, la reina saliente doña Sofía; la ya princesa de Asturias, doña Leonor; su hermana, la infanta Sofía; la infanta Elena y su hijo Felipe Juan Froilán; las hermanas de don Juan Carlos, las infantas Pilar y Margarita, así como Constantino de Grecia, hermano de doña Sofía, y su mujer, Ana María, y el ex primer ministro búlgaro Simeón de Sajonia Coburgo. Acudió también el Gobierno en pleno, con el presidente Mariano Rajoy a la cabeza, así como los expresidentes Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero; los ponentes de la Constitución de 1978 José Pedro Pérez Llorca, Miquel Roca, Miguel Herrero de Miñón, y representantes de todas las instituciones del Estado.

Feijoo, primero en el protocolo

Testigos de excepción del acto final del reinado de don Juan Carlos fueron también los presidentes autonómicos, entre los que solo faltaron el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y el lendakari Íñigo Urkullu. Su ausencia situó al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, como el primero en el protocolo autonómico, dado que los puestos se asignan de acuerdo a la fecha de publicación de los respectivos estatutos de autonomía, siendo Galicia la tercera tras Cataluña y País Vasco. El Gobierno catalán estuvo representado, no obstante, por su vicepresidenta, Joana Ortega, en sustitución de Artur Mas, quien tiene confirmada, al igual que Urkullu, su presencia hoy en la proclamación de Felipe VI.

Los portavoces de la Izquierda Plural (IU-ICV-CHA), el PNV, el BNG y Amaiur no asistieron al acto de abdicación.