Un detective para seguir al dueño de las cacas de perro «olvidadas»

EFE

ESPAÑA

Atlas TV

El ayuntamiento de Colmenar Viejo ha iniciado una campaña con la que multará hasta con 750 euros a aquellos vecinos que no recojan las heces de sus mascotas

02 abr 2014 . Actualizado a las 19:24 h.

Un equipo de detectives para vigilar a los dueños de mascotas y descubrir in fraganti a aquellos que «olviden» en la calle las heces de sus animales es la innovadora fórmula que el municipio madrileño de Colmenar Viejo ha adoptado contra el engorroso abandono de excrementos caninos.

A partir de ahora, serán varios los detectives que paseen disimuladamente por el municipio, en colaboración con la policía local y dotados con dispositivos profesionales, para grabar de incógnito -como todo buen detective privado- las escenas en que los dueños de las mascotas no recojan las heces de sus perros.

Al menos eso es lo que espera conseguir el ayuntamiento con esta peculiar campaña que pretende concienciar y poner fin a lo que considera un «verdadero problema» sanitario, estético y de limpieza generado por la conducta «incívica» de quienes no retiran los excrementos de sus perros.

De forma paralela, y también con el lema de que «la limpieza es una norma fundamental», una llamativa pareja de actores, vestidos al más puro estilo del detective Sherlock Holmes -con su obligada gabardina, lupa, pipa y bigote- pasearán informando y advirtiendo a los vecinos de las sanciones que puede acarrear su mala conducta.

En esta primera jornada en que los actores se han acercado a los vecinos, los ciudadanos se han mostrado satisfechos con la iniciativa y han coincidido denunciar la «guarrería» que supone encontrarse con heces de animales abandonadas por el pavimento.

Solo una cosa es peor: no verla de antemano porque, como sentencia una vecina, «pisar la caca de los perros da mucho asco».

En la zona, una trabajadora acompañada de su hija de seis años, Sonia, celebra esta iniciativa porque considera una «indecencia» que las calles estén «tan plagadas de excrementos que a veces hay que evitarlos con miedo».

Algo que no hacen los niños, continúa, porque habitualmente «pisan regalo tras regalo».

Sin embargo, no todos coinciden en esa idea y algunos ven «excesivo» que los excrementos deban ser recogidos también en las zonas «más alejadas de centro».

Así lo cree Carlos, un vecino que lleva a su perro a un campo a las afueras para «no tener que recoger» lo que haga su «mejor amigo».

Desde el Ayuntamiento aseguran que la campaña no tiene un afán recaudatorio -aunque las multas pueden llegar a los 750 euros- y bromean diciendo que los detectives «no tienen complemento de productividad», por lo que no se esforzarán por multar a los vecinos que no lo merezcan.

El detonante del llamativo proyecto ha sido un estudio que recientemente se ha realizado en la zona y que concluye que ni las áreas más sensibles -como colegios o centros de salud- se salvan de las heces caninas: en el municipio hay un excremento cada 50 metros cuadrados.

Para reducir estas cifras, en los meses pasados se puso en marcha una campaña de concienciación y se incrementó el número de areneros; todo para que no se repita la «desagradable sorpresa» de encontrar excrementos -o «minas», como les llaman en el consistorio-, aunque ninguna propuesta dio el resultado deseado.

Pero esta vez sí se espera conseguir un municipio «más amable» y menos «contaminado», gracias, en parte, a la colaboración de los vecinos, a quienes se ha llamado a denunciar los comportamientos incívicos de los que sean testigos.

Con este despliegue, el consistorio quiere restablecer unas normas que, según el alcalde, Miguel Ángel Santamaría, son una «cuestión de educación» y que, de acuerdo con la concejala de Medio Ambiente, Antonia García, solo son incumplidas por un «porcentaje pequeñísimo de vecinos, perjudicando, y mucho, a los demás».