No descarten a Rubalcaba después de Alfredo

Manuel Campo Vidal

ESPAÑA

El líder del PSOE ha fijado habilmente las primarias de su partido en noviembre, seguro que después del día 9, fecha del referendo catalán

02 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El 2014 va ser el año más agitado de esta legislatura al confluir varios elementos. Por las elecciones europeas que marcarán un retroceso de los dos grandes partidos en favor de Izquierda Unida y Rosa Diez, además de los entrantes: Ciutadans, Vox -el partido de Ortega Lara con el que simpatiza el aznarismo- y candidaturas derivadas del 15-M. El 2014 será año de movilizaciones importantes contra las leyes de los ministros Wert y Ruiz-Gallardón, espoleadas por el éxito de la paralización del proceso privatizador de la sanidad madrileña. Acorralado y cada vez con menos popularidad, Ignacio González, el sustituto de Esperanza Aguirre, ha tenido que ceder. Y, por supuesto, el 2014 será muy importante por lo que pueda suceder en Cataluña.

El socialista Pere Navarro, autor de la clarificación del PSC al superar su tradicional ambigüedad sobre el soberanismo catalán, así lo teme: «A saber como irá lo del referendo del 9 de noviembre anunciado por Mas y lo que pueda pasar el 11 de septiembre, o en cualquier otro momento, por la movilización que convoque la Assemblea Nacional Catalana, que no controlan ni los partidos independentistas». Esa es otra. A medida que se acerca la hora de la verdad, los partidos pisan suavemente el freno pero el bólido que impulsaron no se detiene. Una buena parte de la población se creyó lo de que «España nos roba», o aquello de que «Es imposible que Europa nos excluya si se proclama la independencia» y tantas afirmaciones que han contribuido al convencimiento de que Cataluña vivirá mejor si sale de España. Que se demuestre ahora con números que eso no es así, acaso sea tarde, porque el silencio sostenido de la intelectualidad ha dejado consolidar la creencia de que incluso la crisis económica se borra con la independencia.

El proceso afecta a todos. La división en el seno de Convergencia crece. Los alcaldes de la Cataluña interior creen que los llevan al precipicio porque todo el proceso impulsado por Mas solo servirá para que ganen los candidatos de Esquerra Republicana y, además, sin hacer nada, solo surfeando la ola independentista.

Sus socios de Unió están desesperados por cómo hacen las cosas desde la Generalitat. Durán i Lleida, cada vez más decepcionado, se aleja de la política exterior que durante años era su responsabilidad, ante gestos desafortunados como la carta de Mas a los gobiernos extranjeros que ha cosechado silencios elocuentes, o alguna respuesta más bien incómoda que no se quiere hacer pública. «¿A quién se le ocurre enviarle una carta a Obama sin pasar por el consulado en Barcelona, o la embajada en Madrid?», dice un diplomático americano. «¿Quien tuvo la insensibilidad de enviar al presidente de Francia una carta escrita en inglés, con alguna falta de ortografía incluso?», se preguntan en el PP catalán.

Pero no solo Convergencia i Unió están divididos. El PSC está delimitando su espacio con costes internos y ofrece al electorado, quizás demasiado tarde, una opción federalista, que no es muy distinta de lo que ahora existe, pero al menos evita el seguidismo de otras formaciones. Iniciativa per Cataluña en la práctica ya son dos, los que quieren y los que no quieren romper con España. Solo Esquerra y el PP catalán aparecen sin fisuras aunque el eurodiputado Vidal Quadras se haya fugado al partido de Ortega Lara.

¿Y el PP de Rajoy? Recomponiendo la maquinaria que le desajustan Mayor Oreja y Aznar. Y, mientras, el PSOE muy lentamente tiende a recuperarse. En alguna encuesta ya supera al PP en intención de voto en las europeas, aunque ambos bajen. Eso fortalecerá al líder del PSOE. Rubalcaba, sin duda el más hábil de los políticos en escena ahora mismo, ha fijado las primarias de su partido en noviembre, seguro que después del día 9, fecha del referendo catalán. Con lo que pueda pasar hasta entonces, vaya usted a saber si hay primarias, o toque de queda en el PSOE. No descarten que al final de un año tan agitado Rubalcaba, como mejor opción, sustituya a Alfredo. Lo que, por cierto, tranquilizaría a los sectores dirigentes de la economía española. Les garantizamos que eso es así.