El juez Castro acumula pruebas para imputar a la infanta Cristina

Melchor Saiz-Pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Documentos de Aizoon dejan entrever que se benefició del dinero de Nóos

03 nov 2013 . Actualizado a las 12:57 h.

La prueba documental ya es vastísima. Informes policiales, declaraciones de Hacienda, facturas, emails, actas de reuniones, escrituras, extractos bancarios, movimientos de tarjetas. Un buen número de papeles que el juez del caso Nóos, José Castro, como una hormiga, extrae con precisión quirúrgica de entre los más de 20.000 folios del sumario para volver a citar en breve a la infanta Cristina de Borbón como imputada. Son los papeles que apuntan a la existencia de un rosario de supuestas tretas, posibles trampas y pequeñas irregularidades que tocan, a veces de perfil a veces directamente, a la hija del rey y que el magistrado quiere que ella explique en persona en los juzgados de Palma.

Papeles que dan a entender que podría estar al tanto y haberse beneficiado de los pelotazos de su marido, pero que la Fiscalía sigue sin verlos con suficiente fundamento para mantener una acusación seria durante un juicio. Son los documentos que Anticorrupción examina hasta la extenuación antes de decidir, cuando el magistrado le pregunte en unos días qué hacer con la infanta Cristina, si se opone o no a una citación que, en cualquier caso, va a ser muy difícil de frenar por la tozudez del instructor, empeñado en ver a Cristina de Borbón hacer el paseíllo hasta el juzgado. Aunque sea solo por los delitos de fraude o blanqueo, los únicos por los que le permite acusar la audiencia.

Los papeles más comprometidos para la hija del jefe del Estado son los referidos a Aizoon, la empresa de la que es coopropietaria al 50 % junto a su marido. Su defensa siempre ha sostenido que ella nada tenía que ver con esa sociedad, que sirvió para desviar a bolsillos privados 897.554 euros de dinero público conseguido por Nóos. Pero las pruebas documentales para rebatir esa afirmación se acumulan.

La infanta Cristina participó en todas las reuniones de la junta general ordinaria de Aizoon, desde su nacimiento, según las actas que firmaba su marido. En esos encuentros se aprobaban por unanimidad de los socios unas cuentas a las que la hija del rey dio el visto bueno

En esas mismas juntas, en las que aparece su firma, entre otras cosas, se avaló que Urdangarin defraudara facturando a la sociedad dinero que obtenía por sus trabajos profesionales. Ella, y así también lo confirman los dosieres de la Agencia Tributaria, fue titular de la primera cuenta a nombre de Aizoon que se abrió en el 2003.

Facturas como proveedor

Giró facturas contra esa firma como si fuera un proveedor externo por valor de 3.828 euros. Hay papeles de Hacienda que demuestran que en una cuenta compartida con su marido recibió más de 47.000 euros de Aizoon sin contraprestación alguna. Es más, la infanta tenía acceso a otro depósito al que se desviaron en el 2007 al menos 150.000 euros procedentes de la inmobiliaria familiar y cuyo origen sigue siendo una incógnita, aunque todos los informes del sumario dan por hecho que eran fondos opacos.

La infanta Cristina, apuntan los papeles del sumario, recibía cada semana desde las arcas de Aizoon pagos de entre 600 y 700 euros sin más concepto que «su factura».

Si comprometedores son los documentos que prueban que tendría acceso a las cuentas de Aizoon como si fuera una gestora más, aún más delicadas son las facturas de la compañía. Como la que constata que la sociedad pagó sus cursos profesionales de «asesoramiento» y «coaching» desde el 2005 hasta el 2007. En total, casi 8.000 euros. O como las que prueban que el matrimonio usaba la inmobiliaria fantasma para cargar gastos personales para desgravar, entre ellos viajes de lujo con habitaciones de hotel de 1.720 euros la noche en Roma, comidas, safaris y hasta libros infantiles para sus hijos. Difícil de explicar también para la defensa de la infanta es como, si ella era ajena a la empresa porqué los papeles del sumario Nóos constatan que usó durante siete años la Visa Oro Bussines de Aizoon para, entre otras cosas, pagar ropa para sus hijos, material escolar, floristerías, autopistas y comidas en restaurantes catalanes.