Cataluña celebra una diada cargada de actos a favor de la independencia

AFP BARCELONA

ESPAÑA

Miles de personas intentarán demostrar la fuerza del soberanismo en la comunidad con una cadena humana de 400 kilómetros

11 sep 2013 . Actualizado a las 17:56 h.

Miles de catalanes participan hoy en una demostración de fuerza por la independencia, una cadena humana de 400 kilómetros con la que exigir al Gobierno la organización de un referéndum sobre la autodeterminación de esta región en pleno auge secesionista.

Vestida con una camiseta amarilla en la que se leía «Vía catalana hacia la independencia» y con una banderola proclamando en catalán y en inglés estar «un metro más cerca de la libertad», Mercè Rodríguez, educadora social de 54 años, se disponía a partir por la mañana desde Barcelona.

Con su esposo y dos primos debía viajar en coche 160 km hasta El Perelló, al sur de la capital catalana, para unirse a la cadena, cuyos organizadores previeron el desplazamiento de miles de personas para garantizar que recorra sin interrupciones 86 localidades del norte al sur de la región.

Movilizados con motivo de la fiesta nacional catalana, la «Diada», por la asociación independentista ANC, los participantes deben unir sus manos exactamente a las 17.14, en recuerdo del 11 de septiembre de 1714 cuando las tropas franco-castellanas tomaron Barcelona tras la Guerra de Sucesión.

«La vía catalana tendrá más éxito que la manifestación del año pasado, saldrá más gente a la calle», aseguró a la AFP Carme Forcadell, presidenta de ANC, en referencia a la masiva marcha que hace un año reunió a cientos de miles de personas en el centro de Barcelona.

«Tengo 81 años y no pensaba ver la independencia antes de morirme. Ahora tengo ilusión y creo que llegaré a verlo», decía Joan Sabaté, que preveía participar en la cadena en Barcelona.

Para los organizadores del acto, el objetivo es claro: presionar al presidente catalán, el nacionalista Artur Mas, para que organice como prometió un referéndum de autodeterminación en 2014, exigencia que comparten con ERC, la segunda fuerza política de la región.

En su tradicional discurso previo a la Diada, Mas insistió el martes en que «el pueblo de Cataluña ha de ser consultado el año próximo sobre su futuro político». Sin embargo, la semana pasada había sorprendido al descartar la organización de un referéndum si éste no cuenta con la autorización del gobierno de Madrid, quien hasta ahora se ha opuesto tajantemente a la consulta calificándola de ilegal.

Luciendo banderas independentistas y cantando el himno catalán, cientos de personas ya se congregaron el martes por la noche en el centro de Barcelona para una marcha con antorchas.

En un afán por dar relevancia internacional a la iniciativa, ANC organizó en los últimos días réplicas de su cadena humana en lugares como Londres o la Gran Muralla china. Y para llamar la atención del mundo, la cadena de este miércoles pasará por lugares tan emblemáticos como el estadio Camp Nou del Barça o el templo de la Sagrada Familia de Gaudí.

«Esto es un mensaje que queremos dar al mundo: visualizar que queremos ser un Estado pero democráticamente y con un referéndum», aseguró Forcadell.

Cataluña ha vivido en los últimos años un auge del independentismo, impulsado por la crisis económica, la recesión y un desempleo que afecta al 23,85% de la población activa de la región.

Antaño motor económico del país, Cataluña, que carga con una deuda colosal de más de 50.000 millones de euros, tuvo que pedir 9.073 millones en enero de euros al fondo de ayuda a las regiones creado por Madrid.

En un esfuerzo por rebajar la tensión, Rajoy y Mas se reunieron en secreto, según la prensa, el 29 de agosto para negociar una salida a la crisis. Y aunque no se filtró el resultado del encuentro, Madrid estaría dispuesto, según los medios españoles, a revisar la fiscalidad de Cataluña, principal punto de fricción.

En la mayor parte de España, el Estado central recauda los impuestos y después transfiere una parte a las regiones. El ejecutivo catalán se queja de que aporta más de lo que recibe y afirma sufrir un «déficit fiscal» de 16.000 millones de euros anuales.

Según un sondeo reciente, 49% de los catalanes apoyaría la independencia frente a un 36% en contra, aunque los partidarios de salir de España caerían al 41% si ello implicara salir de la Unión Europea.