Las islas Salvajes, la disputa más desconocida de España

a. togores REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

El conflicto con Portugal -hoy solo por el control de las aguas que rodean el archipiélago- se remonta al siglo XV

09 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Ni Gibraltar, ni Perejil. La disputa fronteriza más larga, y desconocida, de España es la mantenida con Portugal por el control de las islas Salvajes, situadas en el océano Atlántico a 280 kilómetros (158 millas) al sur de Madeira y a 165 (82 millas) al norte de las Canarias. Este diminuto archipiélago está compuesto por tres islas principales -Salvaje Grande, Salvaje Pequeña y Salvajita- y doce islotes cuya superficie total no llega ni a los 3 kilómetros cuadrados, y está habitado por solo dos guardas forestales de Madeira que hacen turnos de tres semanas.

El conflicto se remonta al siglo XV. Los primeros en avistar las islas, en el año 1402, fueron expedicionarios castellanos que no dieron parte internacional del descubrimiento, lo que sí hicieron los navegantes lusos que llegaron allí en 1438. A partir de ahí, ambos países consideraron suyo el archipiélago y durante 400 años mandaron numerosas misiones para poblarlo, pero todas fracasaron debido a lo inhóspito del enclave.

Finalmente, en 1938, una comisión de derecho marítimo internacional otorgó la soberanía de las Salvajes al Estado luso. A pesar del fallo, España no dio su brazo a torcer hasta 1997, cuando, durante las negociaciones para definir el flanco sur de la OTAN, reconoció el control terrestre del archipiélago a Portugal. Aunque parecía que la disputa llegaba a su fin, esta continuó, pero ya no por el dominio de la superficie del archipiélago, sino por la explotación de sus aguas.

Zona económica exclusiva

Según el derecho marítimo internacional, toda isla, por muy pequeña que sea, goza del control de las primeras doce millas de agua que la circundan. Además, si está habitada, le corresponden 188 más, hasta las 200, lo que se conoce como zona económica exclusiva (ZEE). Si no hay la suficiente distancia respecto a otra isla extranjera para explotar estas 200 millas, la frontera marítima se traza a mitad de camino entre ambos territorios, como en el caso de Canarias y Madeira, separadas por 240 millas y, consecuentemente, con una ZEE de 120 millas cada una. Es donde cobran protagonismo las islas Salvajes, situadas a 82 millas de Canarias. Sin embargo, el Gobierno luso reclamó recientemente a la ONU -alegando que el pequeño archipiélago está habitado por los guardas forestales- la concesión de una ZEE, lo que acortaría el dominio canario de 120 a 41 millas (las otras 41 corresponderían a las Salvajes). Poco tardó la respuesta de España, que envió una carta de protesta a la ONU solo unos días después.

Según fuentes de Exteriores, la disputa no es más que «una cuestión técnica» que viene negociándose con el país vecino «desde hace décadas», pero el que, el pasado julio, un presidente portugués visitase por primera vez el archipiélago hace creer que no será la última vez que se oiga hablar de estas islas.