El «balconing» se cobra más vidas

M. Costoya REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

Dos jóvenes extranjeros mueren en Baleares en las últimas 48 horas después de precipitarse al vacío cuando saltaban de un balcón a otro

15 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El término balconing ya no suena como un extraño anglicismo cuyo significado se desconoce. Saltar de una habitación a otra, o a una piscina desde una altura considerable es una arriesgadísima y cada vez más frecuente práctica que se ha llevado la vida de 16 jóvenes en los últimos tres años, solo en las islas Baleares.

Los dos últimos casos se registraron en Mallorca e Ibiza con apenas 24 horas de separación. El más reciente ocurrió ayer. Un hombre, del que no se facilitó su nacionalidad, murió tras precipitarse al vacío desde un cuarto piso en los apartamentos turísticos donde se alojaba en Sant Antoni de Portmany (Ibiza). La principal hipótesis que se baraja es que intentó acceder a su alojamiento desde un balcón próximo tras perder la llave. Se trata de la segunda víctima mortal en pocas horas en Baleares por caídas desde la habitación de un hotel, después de que ayer se certificase la muerte de un joven ruso, de tan solo 20 años, que se precipitó al vacío desde el cuarto piso de un hotel de la Playa de Palma, tras vivir el pasado martes una intensa noche de fiesta.

A pesar de las alarmantes cifras de muertos y heridos, el balconing, es una práctica muy extendida, sobre todo en zonas costeras, que sigue pautas comunes. De habitación a habitación, o desde una terraza a una piscina, pero siempre en grupo, tras muchas horas de juerga en las que el alcohol y las drogas suelen estar muy presentes. Lo ejecutan jóvenes que apenas superan la veintena, mayoritariamente británicos, aunque no faltan en la lista de accidentados ni rusos ni alemanes. Buscan el denominado turismo de bajo coste, que les permite viajar por pocos euros a lugares con gran actividad nocturna y alcohol barato. Algunas zonas de las Baleares y de la costa catalana ofrecen esta posibilidad. El resto es la suma de elementos que conforman un explosivo cóctel que suele terminar en tragedia.

Daños al turismo

El afán exhibicionista es otro elemento común en el balconing. Internet está plagado de vídeos e imágenes donde se pueden ver estas arriesgadas prácticas que preocupan a las autoridades y están provocando graves daños en la imagen del turismo, sobre todo en Baleares, una zona a las que viajan cada año 12,5 millones de personas. El propio Gobierno británico explica en webs institucionales la gran cantidad de casos de balconing que se dan en España y incluso reconoce que algunos de estos incidentes han sido causados por ciudadanos de las islas que estaban bajo la influencia del alcohol y las drogas. Además advierte a sus ciudadanos que la evacuación médica no está cubierta en los acuerdos de sanidad entre los dos países.

También la Policía Nacional lanzó recientemente una campaña en las redes sociales con un decálogo de advertencias, dirigido fundamentalmente a turistas extranjeros, en el que alerta de la peligrosidad de esta práctica, más frecuente en el verano. El objetivo es que «ninguna juerga acabe en tragedia», según reza el eslogan que pone el punto y final a un vídeo plagado de consejos y advertencias difundido por la policía a través de Twitter.