Diego Torres, exsocio de Urdangarin: «En Nóos no se hacía nada sin el consentimiento de la Casa Real»

Melchor Saiz-Pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Torres y su esposa entrando en los juzgados de Palma
Torres y su esposa entrando en los juzgados de Palma MONTSERRAT T DIEZ / EFE

El exsocio de Urdangarin implica directamente a la infanta Cristina y alude también al rey

17 feb 2013 . Actualizado a las 17:36 h.

Siete horas de declaración y cada cinco minutos una bomba contra la familia real en forma de acusación verbal, de correo electrónico o documento. Sin tregua. Diego Torres destapó la caja los truenos en Palma de Mallorca y la tormenta descargó con fuerza a varios cientos de kilómetros sobre el techo del palacio de la Zarzuela, en Madrid. El exsocio de Iñaki Urdangarin no se anduvo con rodeos: «En el Instituto Nóos no se hacía nada sin el consentimiento de la Casa Real, nada», aseguró el exprofesor de Esade, según varios abogados que asistieron al larguísimo interrogatorio.

Torres, de la mano de su abogado Manuel González-Peetters, ahondó en su extraña estrategia de defensa intentando enfangar cada vez más a la Zarzuela. Y ayer, tras meses amagando, asestó el golpe, y grande. Ataque directo al rey con toda la artillería. El examigo del duque blandió ante el juez José Castro al menos dos correos que, según su versión, demostrarían cómo el jefe del Estado se involucró en persona en los negocios de su yerno. En uno de esos comprometedores correos electrónicos Iñaki Urdangarin escribe a la amiga del monarca, Corinna Sayn-Wittgenstein. En la misiva, que al parecer data del 2006, informa a la noble alemana que le envía su currículo siguiendo instrucciones de su suegro.

Interviene la princesa Corinna

En el cruce de correos aportados a la causa ayer por Torres, en total 197 páginas, se desvela que el jefe del Estado hizo gestiones con su amiga para que Iñaki Urdangarin fuera el presidente en España de la fundación deportiva internacional Laureus, a la que Sayn-Wittgenstein había ingresado como directora estratégica. En esa correspondencia electrónica se habla de conseguir un sueldo para el marido de la infanta de 200.000 a 250.000 euros anuales. En cualquier caso, la princesa se compromete a conseguirle el «sueldo más alto posible» tras la supuesta intervención del monarca.

Un segundo correo también apuntaría a las gestiones de don Juan Carlos para buscar un patrocinio para uno de los proyectos en los que estaba embarcado Iñaki Urdangarin.

La ofensiva tuvo como segundo objetivo a Cristina de Borbón. Casi desde el primer minuto dejó caer el mensaje de que los cinco miembros de la junta directiva de Nóos -Iñaki Urdangarin, Torres, su mujer, el secretario de las infantas, Carlos García Revenga; y Cristina- tenían el mismo poder de decisión. La infanta, dijo, tenía «tanto peso» como cualquier otro. «Todos los miembros de la junta han participado en las decisiones del Instituto Nóos», afirmó una y otra vez. Es más, señaló que la infanta estaba «al tanto de todo». Pese a ello, la Fiscalía no se plantea de momento solicitar la imputación de la infanta ni solicitar que sea citada a declarar como testigo.

En esta guerra sin cuartel en los juzgados mallorquines, Torres llegó a presentarse como víctima de la Casa Real y de su entorno. Arguyó en varios momentos de su extenso interrogatorio que él jamás pudo sospechar que las actividades de Nóos podrían ser ni por asomo irregulares porque en realidad era la Zarzuela la que «supervisaba» todas los proyectos en los que se embarcaba Nóos. «La Casa Real conocía y amparaba» todos los movimientos tanto del instituto como de su sucedáneo a partir del 2006, la Fundación Cultura, Deporte e Integración Social, que luego, supuestamente se usó para evadir capitales.

Y ahí vinieron las ráfagas contra los otros dos representantes de la Zarzuela, el ya imputado García Revenga y contra el abogado, asesor y amigo del rey, José Manuel Romero, conde de Fontao, probable futuro imputado en la causa, según todas las fuentes judiciales consultadas.

Ambos, explicó Diego Torres, se encargaban, en nombre de la familia real, de «visar» las actividades del instituto. García Revenga se implicó en conseguir contratos para Nóos y en sus dos grandes negocios con las Administraciones públicas, los Valencia Summits y los Balears Forum. El primer proyecto, aseguró Torres, nació en una reunión en el 2003 en el palacio de la Zarzuela, en la que participaron él mismo, Urdangarin, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y el expresidente de la comunidad Francisco Camps.

Visaban las decisiones

Según Torres, el secretario de las infantas se implicó directamente. Y el primer gran contrato se gestionó en la Zarzuela, con Camps y Barberá.