Madrid Arena: ¿Qué falló para que se produjese la tragedia?

Melchor Sáiz-Pardo / Colpisa

ESPAÑA

Especialistas de la Policía Judicial apuntan a varias causas para las cuatro muertes en Madrid

03 nov 2012 . Actualizado a las 22:32 h.

Dicen los especialistas de la Policía Judicial que en la tragedia de Madrid Arena, como en todos los grandes accidentes, no hay un solo fallo, sino que el «horror es fruto directo de una cadena de errores.

unos enormes y otros aparentemente triviales». ¿Pero qué falló en Thriller Music Park para que Katia, Rocío, Cristina y Belén perdieran la vida? «Quizás falló casi todo», apuntan los investigadores. Desde la organización del evento en sí, sin respetar los mínimos planes de distribución de masas, a la falta de una legislación más rigurosa, pasando por un personal de seguridad totalmente ineficiente y una supervisión del macroconcierto que fue poco menos que protocolaria. La Policía trabaja en diez líneas diferentes de investigación.

Recinto único

La clave de la tragedia

El Grupo V de Homicidios de la Policía Nacional no tiene la más mínima duda: si la organización hubiera respetado la división del público prevista en los planes de autoprotección las cuatro niñas estarían vivas.

Aún descartando que se sobrepasara el aforo, la capacidad prevista para la macrofiesta según el código técnico de edificación era de un máximo de 10.600 personas, pero siempre que se respetara el siguiente reparto: nivel pista central -cota cero metros- 3.680 personas para una superficie de 1.930 metros cuadrados; primera grada -cota cinco metros-, con capacidad de 3.920 asistentes; y tercer anfiteatro -cota once metros-, con 3.000 personas. Pero en ningún momento, según se desprende de las imágenes, la organización distribuyó por zonas a los asistentes, que podían circular libremente por todo el recinto. De hecho, no hay aseos en el nivel de la pista, por lo que desde antes incluso de que comenzara la fiesta el trasiego de gente de una zona a otra era permanente. Es más, las entradas que ya tiene en poder la Policía Judicial no asignan ninguna zona predeterminada al público.

La pista central abarrotada

Nadie frenó el flujo

Minutos antes de las tres de la madrugada, aún una hora antes de que comenzara la esperadísima actuación de Steve Aoki, la situación en la pista central era potencialmente «muy peligrosa», si bien no hubo incidentes. Aún dando por buena la versión de la empresa organizadora, DivierTT, de que no había en el recinto más de 9.650 personas, en la zona central había casi unas 8.000, según los primeros cálculos. El 83% de los asistentes se concentraba en un área en la que solo debía estar el 38% del aforo. En los graderíos en esos momentos no hay más de 1.500 personas. En las grabaciones no se ve nunca a miembros de la organización prohibir el paso a la pista o intentar sacar a parte de los asistentes cuando la situación ya era muy peliaguda. No hubo ningún mensaje por megafonía.

Entrada masiva

Unas 2.000 personas

Antes de las cuatro de la mañana se produce la entrada masiva de, según los cálculos provisionales, unos 2.000 jóvenes más que estaban de botellón en las inmediaciones y que dejan las copas para ver a Steve Aoki. En ningún momento, a pesar de que la masificación en la pista (cercana a cuatro personas por metro cuadrado) era ya altamente peligrosa se impide el paso a más asistentes. La organización no pide en ningún momento la intervención de los 16 policías municipales que estaban en la zona ni del retén de apoyo del cuerpo local de otros 24 funcionarios para cortar el paso a la muchedumbre que estaba fuera, con o sin entrada. Al parecer, hay una total falta de comunicación entre las personas de la organización que se encontraban en el interior con el despliegue exterior, que no sabía nada de lo extremo de la situación dentro del Arena.

Permisividad en el ingreso

Se aceleró la entrada

Son ya varios los testigos que han asegurado a la Policía que a partir de las tres de la madrugada, en lugar de frenar la entrada, se aceleró el ingreso de más asistentes y se rebajaron los controles para evitar aglomeraciones o incidentes en el exterior. De hecho, algunos de los jóvenes afirman que se dejaron de usar los lectores de códigos de barras para detectar entradas falsas. De los 38 vigilantes de seguridad de Seguriber, solo cinco hacían labores de control de acceso. El resto estaba desplegado en el perímetro. La supervisión del acceso corrió a cargo de las empresas Dator y Kontrol 34, que no son empresas de seguridad homologadas. El abogado de DivierTT, Jorge Morales, negó hoy de manera tajante irregularidades en las entrada. «Había un riguroso control de acceso» a través de una empresa que validaba las entradas para evitar duplicidades y falsificaciones, señaló el letrado, que insistió en que «no consta que hubiera fallos en el control de acceso». El «riguroso control de acceso» desde luego no evitó la presencia de menores, como la fallecida hoy, y que jóvenes introdujeran en el recinto objetos prohibidos de cierto tamaño, como bengalas, que son difíciles de esconder a una mínima inspección.

No hubo canalización

Tres riadas de gente

En los instantes previos a la avalancha humana que sepultó a las cuatro chicas fallecidas y a la herida no hubo ni un solo intento por canalizar la riada entrante para que no confluyera con una segunda oleada de personas que abandonaban la pista central (por el agobio) y una tercera avalancha multitudinaria que descendía de los graderíos para incorporarse a la sesión de Aoki que estaba por comenzar. A pesar de que ocho de los nueve accesos a la pista estaban abiertos (solo uno estaba cerrado por el escenario) no se establecieron pasillos de entrada y de salida. Todos eran de doble dirección y la mayoría de la gente pretendió acceder a la pista a través del vomitorio central, en el que se produjo la tragedia, para tener una visión frontal del espectáculo. Nadie de la organización impidió el paso de entrada al pasillo central a pesar de que era materialmente imposible que más gente pudiera acceder a la pista.

Aforo excesivo

DivierTT insiste en que no

La empresa, a través de su abogado, volvió a insistir hoy en su tesis inicial: solo se vendieron 9.650 entradas y esas son las personas que había en el interior del recinto, aunque en principio se comunicó oficialmente que solo serían 7.000. Morales reiteró que no se coló nadie «porque había un triple control de acceso». Sin embargo, los vídeos revisados por el Ministerio del Interior muestran como hay grupos saltándose los tornos a las 3:30 horas de la madrugada. Numerosísimos testimonios avalan esa tesis. La Policía Científica, que sospecha que el número superaba con creces el aforo, no quiere anticipar una cifra hasta que sus programas informáticos analicen detenidamente las imágenes de todos los rincones del recinto, porque una cosa era la multitud que había en la pista y en los accesos y otra los grupos menos numerosos que había en las gradas.

Un miembro de la organización confesó que se vendieron hasta 20.000 entradas.

El propio Aoki dijo en pleno concierto que eran 15.000 los asistentes y otro de los 'pinchas' Ed is Dead -vía Twitter (aunque luego lo borró)- elevó la cuenta hasta los 20.000.

Control protocolario

Supervisión mínima

Fuentes de la investigación apuntan a un control del evento que fue poco menos que protocolario. Los dos máximos responsables municipales del Madrid Arena, el concejal Pedro Calvo y el vicealcalde, Miguel Ángel Villanueva, repitieron el viernes hasta la saciedad que se cumplieron las inspecciones. Y, al parecer, así fue, pero estas fueron las mínimas que marca la normativa y fueron siempre previas al evento. Pudo haber dos fallos por parte de los responsables del Ayuntamiento a pesar de cumplir la ley: no había ningún técnico municipal de madrugada, cuando la situación comenzó a complicarse porque nadie canalizaba las riadas y había exceso de aforo en la pista y en los túneles de acceso; y ningún responsable del consistorio denunció en los días anteriores que las entradas no dividían el acceso por zonas. Pese a ello, es cierto que tanto la Delegación del Gobierno como el Ayuntamiento -propietario del recinto- dieron el visto bueno al plan de autoprotección, tal y como hoy recordó DivierTT. La Unidad de Seguridad Privada de la Policía autorizó el plan presentado por los organizadores. Una hora antes del inicio agentes municipales y del CNP comprobaron que todo estaba en orden y, en particular, que las salidas de emergencia no estaban bloquedas. Durante la velada no hubo más controles. «No hubo indicios que nos aconsejaran ningún tipo de inspección posterior», dijo Calvo.

Seguridad legal

Cumplió con la normativa

El despliegue de seguridad era el legal, de acuerdo con la normativa en vigor. Según el Ayuntamiento, los 38 vigilantes y los 75 'azafatos' eran suficientes, aun cuando el dispositivo se diseñó para un aforo de 7.000. Fuentes de la investigación confirman que con más de 5.000 asistentes el dispositivo debía de ser ese. El Ministerio del Interior recomienda, que no ordena, que haya cuatro vigilantes de seguridad titulados por cada 1.000 asistentes. Esa ratio sí se cumplía, aunque solo cinco de los agentes de seguridad estaban en el interior del recinto y, además, destinados al control de acceso y no a canalizar a la multitud. También se cumplieron los mínimos de dos médicos y dos ATS. Queda por determinar si el Madrid Arena cumplía con todos los requisitos legales. Hoy, el Sindicato Unificado de la Policía anunció que entregará al juzgado de instrucción número 51 de Madrid, que investiga la avalancha, dos escritos del Ministerio del Interior, fechados en 2006, de acuerdo a los cuales el recinto «carecía de licencia de funcionamiento».

Seguridad sin formación

La miembros del interior del recinto no supieron qué hacer

La Ley de Seguridad Privada no obliga a que el personal del interior del recinto sea vigilante jurado con titulación oficial. En el Madrid Arena, según fuentes de la investigación, esos trabajadores de Kontrol 34 no tenían absolutamente ninguna formación. Ni en evacuaciones ni en primeros auxilios, como se demostró durante el rescate. Muchos de ellos son desempleados a los que se había ofrecido un trabajo para esa noche.

No son profesionales, ni siquiera, en eventos.

La bengala

No fue determinante en la tragedia

La Policía ya tiene claro que la versión que la organización y el ayuntamiento esgrimen de que una bengala fue el detonante de la avalancha no es cierta. El visionado de las cintas ha detectado al menos dos bengalas.

Una en la zona del escenario y la otra efectivamente en el túnel en el que se produjo la tragedia. Sin embargo, esta última fue encendida unos 20 minutos después de que se produjera la avalancha mortal. Y no provocó ninguna estampida. Los vídeos muestran también explosiones de petardos y otros artefactos pirotécnicos. Aunque se logre determinar quién encendió la bengala, la Policía considera difícil imputarle cuatro delitos de homicidio imprudente. «No hay causa efecto», insisten.