El límite de velocidad subirá a 130 km/h, pero no en el 2013, por falta de presupuesto

M. costoya REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

El tope en vías convencionales será de 90 kilómetros desde el próximo año

28 sep 2012 . Actualizado a las 15:18 h.

La estricta política de ajustes y la estrechez de las cuentas públicas impedirá aumentar, el próximo año, el límite de velocidad a 130 km/h en los tramos más seguros de autovías y autopistas, tal y como se contempla en la reforma del reforma del reglamento de circulación, en la que trabaja la Dirección General de Tráfico (DGT), y que se presentará previsiblemente a debate parlamentario el próximo mes. Así lo reconoció ayer en Madrid la directora de Tráfico, María Segui, quien descartó la aplicación de esta medida «hasta que se pueda realizar económicamente», en un horizonte que va más allá del 2013.

El nuevo reglamento de circulación prevé que el incremento en diez kilómetros del tope de velocidad solo se aplique en algunos tramos de vías rápidas, con estadísticas muy bajas de siniestralidad. La posibilidad de circular a 130 km/h también estaría sujeta a variables como el estado del tiempo y la intensidad de tráfico, por lo que en estos tramos sería necesario realizar importantes inversiones para las que no hay dotación económica en los Presupuestos presentados por el Gobierno para el 2013.

En cambio, la reducción del límite de velocidad a 90 kilómetros por hora en carreteras convencionales sí será efectiva en cuanto el Congreso apruebe el nuevo Reglamento de Circulación, previsiblemente antes de finalizar el 2012, y se aplicará en el 2013. Para esta modificación solo sería necesario un cambio de la señalización vertical, de la que se encargará Fomento.

Peajes

Segui, en un acto organizado por el Real Automóvil Club (RACC), fue preguntada por la posibilidad de que se establezcan peajes en las vías rápidas para poder financiar su mantenimiento. Señaló que no le consta que exista este proyecto y apuntó que, en cualquier caso, la DGT no apoyaría «peajes selectivos» en vías rápidas, de manera que «el conductor escogiera no ir por la vía más segura para ahorrarse el pago». También se mostró en contra de esta fórmula el director del Real Automóvil Club, Miguel Nadal, al considerar porque el previsible aumento del tráfico en las carreteras convencionales conllevaría un aumento de la siniestralidad.