La pérdida del 25% del presupuesto dificulta la reinvención del Ejército

Ander Azpiroz MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Desfile militar de las Fuerzas Armadas en el Día de la Fiesta Nacional, en Madrid.
Desfile militar de las Fuerzas Armadas en el Día de la Fiesta Nacional, en Madrid. benito ordóñez< / span>

España está obligada a adaptar sus Fuerzas Armadas, hoy al límite de sus recursos, para actuar en nuevos escenarios y guerras no convencionales

20 ago 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Las fuerzas armadas de los países europeos están en retirada mientras que Asia y América Latina se rearman. En la UE, la crisis está obligando a recortar fondos en todos los ámbitos, y la defensa no es una excepción. En el caso español, su presupuesto para este año ha sufrido un tijeretazo del 8 %. Pero es que el recorte en los últimos cuatro ejercicios asciende a un 25 %. En el 2012 el Ministerio de Defensa dispondrá de 6.316 millones de euros, lo que supone un 0,59 % del PIB español. Un porcentaje que se sitúa muy por debajo de lo destinado en otros países del entorno europeo. En el Reino Unido supone un 2,6 % y en Francia, el 1,9 %, por ejemplo.

Sobre la mesa del ministro Pedro Morenés se halla un informe del jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante general Fernando García Sánchez, en el que se propone la supresión hasta el 2025 de 15.000 puestos entre los militares y 5.000 más entre el personal civil de las cerca de 152.000 personas con que cuentan las Fuerzas Armadas. La situación es delicada, admiten los propios responsables militares.

El nuevo jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, general Jaime Domínguez Buj, reconoció nada más asumir el cargo que la mitad de los vehículos bajo su mando se encuentran parados por falta de fondos para su mantenimiento. En la Armada, el portaviones Príncipe de Asturias permanece en puerto por la misma razón, y lo más probable es que no vuelva a zarpar. En medio de este panorama de austeridad, Defensa se ufana en lograr la cuadratura del círculo: hacer más con menos.

Con unos recursos disminuidos debe afrontar el reto de renovarse y adaptarse para actuar en nuevos escenarios y guerras no convencionales. La pregunta que surge es: ¿qué fuerzas armadas necesita el país? El general de División Jesús Argumosa considera que lo primero debe ser definir qué es lo que quiere España, para, a continuación, valorar cómo y con qué se debe llevar a cabo esa política.

El primer paso, por tanto, debe ser analizar qué riesgos y compromisos deberán asumirse en el futuro. «Dicho llanamente, empezar la casa por los cimientos y no por el tejado», explica. Reconoce que «los recortes son necesarios y hay que entenderlos», aunque a continuación defiende que se hagan de una forma racional. Señala como posibles gastos sobre los que actuar «una prudente racionalización de las bases que contemple el cierre de algunas de ellas» o «revisar la orgánica de las unidades, ya que con las nuevas tecnologías una brigada a lo mejor ya no necesita contar con el mismo número de hombres que antes». El avance tecnológico es uno de los aspectos en los que España no puede perder el paso, destaca. «Es algo fundamental e irrenunciable», apunta, y como ejemplo recurre a la operatividad y eficacia de los aviones no tripulados que el Ejército estadounidense ha desplegado por todo el mundo. Jorge Ortega, general de División y director del Área Editorial del Grupo Atenea, comparte esta opinión. Según él, España, pese a ser a día de hoy un país puntero en este campo, corre el riesgo de quedarse descolgado. La falta de fondos está provocando que las empresas nacionales del sector busquen negocio en el plano civil, lo que implica una menor especialización y, por tanto, una menor investigación y desarrollo.