Urdangarin usó a la Casa Real para «robar» patrocinios a sus rivales

Melchor Saiz-Pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Los correos de Torres desvelan que el duque recurrió a la mediación de su esposa para aplacar los ánimos del Desafío Español en la Copa América del año 2009

23 abr 2012 . Actualizado a las 07:10 h.

La incursión de Iñaki Urdangarin y su socio Diego Torres en el mundo de la vela internacional terminó en una tremenda bronca en el 2007. Y es que el yerno del rey se dedicó supuestamente a intentar robar, usando la imagen de la Casa Real, los patrocinadores a sus competidores para sacar adelante el proyecto Ayre, una iniciativa que pretendía que España tuviese un segundo representante en la Copa América del 2009 en Valencia, lo que requería una inversión de unos cien millones de euros. El entuerto, según las pruebas ya en poder del juez, terminó con la intervención de la infanta Cristina para intentar apaciguar los ánimos entre los otros reputados regatistas.

Los correos que el exsocio remitió el pasado lunes al instructor José Castro no solo desvelan que Urdangarin aseguraba que el rey les estaba echando una mano en el 2007 (a él y a Torres) para hallar dinero para el Ayre Challenge, meses después de que -según la Zarzuela- la Casa Real ordenara al duque romper con la Fundación Nóos. Otros dos mensajes, fechados en octubre del 2007, revelan el enfado de Agustín Zulueta, entonces director general del Desafío Español (el proyecto original), con el yerno del rey, Torres y su aventura náutica. Zulueta, regatista de gran prestigio en España, envió un correo a Urdangarin en el que le hizo llegar la «molestia por nuestra parte» por el hecho de que los dos exsocios de Nóos hubieran «contactado» con «patrocinadores nuestros [del Desafío Español]» en busca de dinero para Ayre.

Según Zulueta, el marido de Cristina de Borbón estaba intentado levantar sus «actuales patrocinadores» usando «documentos en los que aparecen personalidades como destacados miembros en el organigrama del equipo Ayre».

El papel de la infanta

Según fuentes de la investigación, Urdangarin, en los papeles que había enviado a bancos, instituciones y grandes marcas a la caza de fondos, daba a entender que la Casa Real estaba tras el proyecto, que él iba a ser el presidente del área social de Ayre y que la infanta estaba involucrada. Es más, medios valencianos, a la vista de los documentos, apuntaban en el 2007 que la «presencia de Urdangarin en el proyecto no es baladí, ya que quiere decir que cuenta con el soporte de la Casa Real».

El malestar en el equipo oficial por la utilización de la monarquía como gancho llegó al punto de que el propio Zulueta, amigo de la infanta, se reunió ese octubre con ella para aclarar las cosas. Al parecer, sus oficios calmaron un poco la tempestad porque poco después el director del Desafío Español escribió al duque en tono conciliador para decirle que «desde que hablé con Cristina me quedé más tranquilo» y que, al margen del tema del robo de patrocinadores usando la marca Zarzuela, el «Desafío Español no tiene nada en contra de que haya otro equipo español y que por supuesto no tiene ningún derecho adquirido de ser el único [desafiante español]».

Eso sí, Zulueta quiso dejar claro que el acuerdo de paz con Cristina incluía que Pedro Perelló, el promotor del sindicato Ayre y la persona que trabajaba con Urdangarin y Torres, dejara de «enviar documentos sorpresa a nuestros patrocinadores». Perelló, según los correos de Torres, era el regatista que se reunió con don Juan Carlos y al que el monarca (siempre según los mensajes de Urdangarin) prometió «toda su ayuda para encontrar ayuda financiera».

Los documentos, ya en la pieza 25 del caso Palma Arena, revelan que el director del Desafío Español ofreció sus servicios de comunicación para que Urdangarin y Torres «aclararan» que el Ayre no era un proyecto de la Casa Real. El duque reenvió a Torres el correo en que Zulueta ofrecía su ayuda. Su socio se negó y apostó por seguir dejando creer que la Zarzuela promovía esa iniciativa. «Lo de hacer algún tipo de declaración no sería nada oportuno. No sé cómo se le ocurre», concluye el socio de Urdangarin.