Testimonios que confirman la denuncia del Defensor del Pueblo

La Voz

ESPAÑA

08 feb 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Las denuncias contenidas en el informe del Defensor del Pueblo han sido corroboradas a La Voz por ex educadores de centros de menores, miembros de una asociación de protección infantil y de algunos adolescentes que han pasado por estas instituciones.

. Son uno de los castigos más polémicos, llamados por los gestores de los centros «salas de reflexión o de tiempo fuera». R.?M.?D, quien fue educador en un centro de Castilla-La Mancha, señala que aunque la estancia máxima en dicha celdas (pequeñas, sin ventanas y mal ventiladas) era de 24 horas, algunos menores pasaban hasta siete días debido a que «enlazaban unos castigos con otros». Violencia física. Aunque tres educadores que han hablado con La Voz coinciden en la necesidad de reducir en algunas ocasiones a los menores más violentos, no justifican las agresiones físicas a las que a veces son sometidos. «No hacen falta tres personas de un metro ochenta para lograr que un niño de 13 se relaje», señala uno de ellos. Un joven explicó cómo en una ocasión lo golpearon repetidamente por enfadarse con uno de los educadores. También hay una denuncia de un adolescente al que le partieron un brazo.

Según el informe del Defensor del Pueblo, el 75% de los centros reconocen el uso de sedantes, antidepresivos y ansiolíticos, entre otros fármacos, aunque argumentan que siempre bajo prescripción psiquiátrica. Pero un educador admite que él mismo los administraba, «por seguir órdenes» y que no había personal sanitario supervisando. Un menor afirmó que a los 16 años se los inyectaron a la fuerza por negarse a consumirlos en pastillas.

Un joven relató cómo por un mal comportamiento fue castigado con varias horas de encierro en su habitación, sin comer ni beber, y que incluso se orinó encima porque «no me soltaron ni para hacer mis necesidades». Uno de los educadores confirmó que por faltas leves (como eructar en la mesa), los menores eran castigados con hasta ocho horas de encierro en el cuarto de baño.