Un enfermo mental mata a su padre y lo intenta con su hermana diez años después de asesinar a su madre

Gonzalo Antón

ESPAÑA

04 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Un presunto parricida que el sábado por la noche asesinó a su padre a cuchilladas en Muriedas (Cantabria) también mató a su madre en 1997. Por este crimen fue condenado a cinco años de prisión por homicidio, pena que no llegó a cumplir, ya que la Fiscalía ordenó su internamiento en un centro psiquiátrico debido a los problemas mentales que padece, según informaron fuentes de la investigación.

La titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Santander decretó ayer la prisión provisional, comunicada y sin fianza para el presunto parricida de Muriedas, por los delitos de homicidio, lesiones y quebrantamiento de medida cautelar, y acordó su ingreso en la unidad penitenciaria del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla para su tratamiento psiquiátrico.

El acusado, José Alberto P.?H., de 39 años, al que se le ha diagnosticado trastorno psicótico agudo y trastorno mixto de la personalidad, permanecerá en la citada unidad de Valdecilla el tiempo que requiera el tratamiento y luego será remitido al centro penitenciario, según establece el auto, que recoge la petición del ministerio fiscal.

La resolución judicial considera que existen «indicios suficientes de criminalidad» contra el imputado, que reconoció la autoría de los hechos. El hombre tenía prohibido aproximarse a 500 metros de su padre y de su domicilio.

Riesgo de fuga

El juzgado señala que la «gravedad y entidad de la pena» correspondiente a los delitos imputados -el homicidio está sancionado con una pena de diez a quince años de prisión- determina «evidente riesgo de fuga».

También tiene en cuenta los antecedentes que constan por el anterior delito de homicidio, lo «que incide en el peligro de reiteración delictiva», dice el auto, y pretende asegurar la «seguridad e integridad» de la hermana de José Alberto, a la que intentó asesinar el mismo sábado. En este sentido, el auto subraya la «inefectividad» de las medidas de alejamiento previamente adoptadas. El parricida no estaba ingresado en un centro especializado y tenía una orden de alejamiento de su familia.