El presidente de la tercera casa de cambio del mundo, con presencia en 15 países y con 160 sucursales en grandes aeropuertos, explica como vivieron el cambio de la moneda única
11 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Nacieron como un puesto familiar en un centro comercial localizado en un pueblo de Salamanca fronterizo con Portugal. Un negocio para cambiar pesetas, francos y escudos. Era 1996. Aquella experiencia ha terminado convertida en la tercera casa de cambio del mundo, con presencia en 15 países, con 160 sucursales en grandes aeropuertos. El año pasado movieron más de 500 millones de euros de tres millones de clientes, y este año esperan superar los 750. Lo de Global Exchange es un caso atípico que merece ser explicado. Su presidente lo hará el lunes en la Escuela de Finanzas de Oleiros (A Coruña).
-Empezaron en 1996 y en el 2002 llegó el euro. Les obligaría a cambiar toda la estrategia...
-Puede parecer sorprendente, pero nos pilló a contrapié. Porque no imaginas que en cinco años vaya a haber una moneda única así. Nos obligó a reinventarnos, tuvimos que cerrar 15 de las 16 oficinas en España e iniciar nuestra internacionalización, por Argentina.
-¿Y por dónde va a seguir ahora esa expansión?
-Ahora mismo las miras están puestas en Asia y Oriente Medio.
-¿Y España? ¿No se ven como operadores en el norte, por ejemplo, donde no están?
-Estamos en todos los grandes aeropuertos internacionales, menos Málaga, donde esperamos tener autorización de Aena próximamente. Los aeropuertos del norte no tienen esos enlaces fuera de Europa, por eso no estamos ahí.
-¿Cómo les afecta la caída del euro con respecto al dólar, y las fluctuaciones en el mercado de divisas?
-Nos afecta exclusivamente para el stock de billetes en moneda extranjera que tenemos, pero bastante poco porque nosotros no la utilizamos para especular. Lo que compras hoy a un precio lo vendes mañana, y lo recuperas otro día.
-¿No son ustedes un lugar estupendo para especuladores o para quien quiera blanquear?
-Es imposible, por los controles a los que se nos somete. Tenemos una capacidad limitada de cambio, estamos regulados por los bancos centrales, y nos han felicitado por nuestros sistemas internos de seguridad.
-¿Y por qué cambiar en el aeropuerto con ustedes y no en el banco, con mejor tasa?
-Puede ser más barato, sí, pero al banco vas dos veces, pierdes tiempo, y no tienen todas las divisas con que nosotros contamos, hasta 140.