«No es solo un corte, es un estilo»

jorge liboreiro VIGO / LA VOZ

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Iván Rodríguez ha pasado de afeitar en una peluquería del barrio vigués de O Calvario a hacerlo en la mejor barbería del mundo, The New York Barbershop

06 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

No todos pueden presumir de una historia tan singular como la de Iván Rodríguez. Este vigués de 33 años empezó barriendo en la peluquería de su abuelo y ha acabado afeitando barbas en la mejor barbería del mundo, The New York Barbershop, en la ciudad holandesa de Róterdam. El establecimiento obtuvo el galardón en el último Salón Look Internacional celebrado en Madrid y también está incluido en la guía 10 cosas artísticas que hacer en Róterdam, del diario inglés The Guardian.

«Al principio, iba a la peluquería de mi abuelo a pasar el tiempo y a leer los cómics cuando salía del colegio. Empiezas a barrer pelos, a coger la navaja y, sin darte cuenta, ya estás metido en el ambiente». Así comienza la historia de Iván Rodríguez, que a la temprana edad de 16 años ya estaba afeitando sus primeras barbas. Recuerda que tuvo que compaginar la academia de peluquería con horas en la academia para poder sacarse el graduado escolar.

«A los 18 decidí buscar trabajo fuera del entorno familiar y me encontré con Pucho Peluqueros, en el barrio del Calvario. Hice la prueba y me cogieron», cuenta Iván. «Allí aprendí muchísimo. Es un barrio obrero, por eso tenía clientes de todo tipo y hacía cortes más modernos que clásicos». Pero tras 12 años trabajando entre amigos, no pudo seguir ignorando el gusanillo ambicioso que le carcomía: «Llega un momento en que o te quedas allí para siempre o intentas ir más lejos».

Y tan lejos que fue. En el 2011, sin pensarlo demasiadas veces, Iván Rodríguez vendió su coche, cobró el paro y se autofinanció un viaje a Róterdam, donde sabía que podía dar rienda suelta a su arte. «Me considero bueno en lo mío, la técnica clásica. Sabía que me iban a coger», confiesa sin miramientos. «Hice un curso de inglés porque el nivel que tenía era de andar por casa. Mi carta de presentación era mi trabajo».

Se puede decir que los Países Bajos le acogieron con los brazos abiertos. «Llegué y tuve dos entrevistas. La primera peluquería estaba dirigida a gente de color. Hice un afeitado y un corte de pelo y ya me querían, pero no era lo que yo buscaba. La segunda en la que probé era más de vieja escuela, justo lo que vine a buscar, y puestos a elegir, me quedé en ella».

Ella tiene nombre: The New York Barbershop, exclusiva para hombres y ubicada en el Hotel New York desde el año 1884. La estética de la barbería traslada a los años dorados de Hollywood gracias a su decoración inspirada en los 50. «Es una barbería de lujo en el corazón financiero de Róterdam. Nuestra clientela es gente bien. Vienen de toda Holanda, de Bélgica y de Alemania a propósito al local». La fama de la peluquería holandesa es tal que está incluida en las rutas del autobús turístico. «Todos los días viene gente a hacerse fotos».

Al lector seguramente le sorprenda, o casi le escandalice, saber que Iván ha pasado de cobrar por un afeitado 7 euros en su barbería de Vigo a 41 en la de Róterdam. «Se llama Italian shave (afeitado italiano). Es un tratamiento de media hora. Usamos una navaja valorada en 245 euros y la pasamos dos veces: una a favor del pelo y otra en contra. Empleamos toallas calientes y frías, cremas especiales, masajes y el aftershave clásico, el que pica», explica.

«Róterdam me ha cambiado la forma de entender la barbería. Lo que hacemos aquí no se hace en España. No hay ninguna igual en Europa», aclara. Aunque se muestra encantado con su nueva ubicación, reconoce echar de menos Galicia, en especial su comida y su gente.

Más allá de Holanda

Iván Rodríguez podrá ser un rostro desconocido para el público español, pero no lo es tanto para el holandés. El jugador de la liga inglesa Graziano Pellè ha elegido al vigués como su barbero personal, elección que se ha traducido en tres entrevistas de radio y dos apariciones televisivas. «Si quiere que vaya a Londres a cortarle el pelo, voy, pero que me pague el viaje», dice.

Su futuro va más allá de los medios. En octubre, la barbería de Iván se embarcará en una gira por toda Alemania en colaboración con una marca clásica de zapatos. «El año que viene vamos a ir a Milán a una academia de barbería para dar clases de afeitado italiano. Nosotros a ellos, tiene tela».

No solo ha avanzado en el terreno profesional: trabaja codo con codo con su novia, también española y con la que comparte la admiración por el arte de la barbería a la antigua usanza. «No es solo un corte, es un estilo de vida».