En Marea naufraga en su intento de acabar con la mayoría absoluta del PP

Juan María Capeáns Garrido
j. capeáns SANTIAGO / LA VOZ

ELECCIONES 2016

Sandra Alonso

Los candidatos de Podemos coparán la mitad de los escaños de la formación

26 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Luís Villares ya conoce los sinsabores de las urnas. En Marea obtuvo ayer 137.000 votos menos que en las generales de diciembre y acabó la noche electoral como la segunda fuerza menos respaldada en la historia de la autonomía: un 19,06 % de los votos válidos. Recabó algo más de 271.000 sufragios; o sea, el equivalente a una décima parte de los gallegos con derecho a participar en los comicios.

Aunque le otorga una escueta diferencia de 15.000 votos sobre el PSOE, el batacazo del 25S deja a En Marea muy lejos del gran premio que buscaba. Tocaba agarrarse a los restos del naufragio y es lo que hizo un sonriente Villares, que tuvo varias horas para ir asumiendo un resultado que, con cierto optimismo por su parte, cree que pone la base para un nuevo asalto a Monte Pío en el 2020. «Estou comprometido con este país e con todos e todas vós», proclamó. O lo que es lo mismo, el exjuez se queda, a pesar de las sospechas que pueda despertar un resultado que está incluso por debajo de las previsiones más pesimistas.

Pese a los intentos por desacreditar las encuestas, los principales actores del partido instrumental sabían que la misión era compleja, y el preaviso sirvió esta vez para aligerar el dramatismo. «Imos ser os antagonistas do PP», exclamó Villares buscando su sitio entre unos líderes que solo lo arroparon en la última semana de campaña. El más tranquilo, Xosé Manuel Beiras, que pudo haber vivido una de sus últimas noches electorales subido a un escenario.

En Marea tiene por delante cuatro años de máxima complejidad organizativa, con un grupo de diputados encabezado por un líder supuestamente independiente y con un arco parlamentario dividido por un lado entre candidatos de Anova (tres) y Esquerda Unida (dos); y los de Podemos (siete), que a su vez están enfrentados entre sí, como quedó reflejado en las primarias y se aprecia en su consejo ciudadano, partido en dos facciones a las que se suman grupos locales de críticos que no se van a quedar callados. Catorce escaños es un resultado muy pobre, por cuanto AGE ya tenía nueve en la anterior legislatura y ahora sumó los apoyos de las mareas locales y de Podemos, que en solitario ya manejaba la posibilidad de alcanzar seis escaños en O Hórreo.

Los resultados de estas autonómicas marcan tendencia y fijan la primera meseta escorada en negativo sobre la que deberá avanzar el partido instrumental. A grandes rasgos, la coalición obtuvo en junio 344.000 sufragios -tras perder 66.000- y en esta ocasión no alcanzaron los 272.000. El comportamiento, sin embargo, se repite. En Lugo y Ourense, las provincias que más machacó el candidato Villares, volvieron a dar la espalda a En Marea, aunque consigue la segunda posición en las capitales. En su ciudad natal el exmagistrado solo consiguió mil votos de margen sobre los socialistas.

El eje atlántico fue el gran granero de la segunda fuerza, que, siempre detrás del PP, logra superar con diferentes holguras al PSOE en A Coruña, Ferrol, Santiago y Vigo. En las grandes urbes la distancia con el tercero rondó los ocho mil votos.